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Mi vida sin el deporte. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

17, junio 2020 - 2:00

Mi vida sin el deporte. José Ángel Rueda

¿Qué pasará con la temporada de la NFL?
Por José Ángel Rueda

La NFL continúa con la preparación de la próxima temporada con la seguridad de quien parece tenerlo todo controlado. Aunque es cierto que por estas fechas es difícil tenerlo todo controlado, porque no sabemos ni siquiera qué pasará mañana, pero la NFL se empeña en seguir con sus planes, incluso lo hizo durante los meses de más apremio, como un bálsamo que ofrecía tranquilidad cuando todos los deportes quedaban irremediablemente suspendidos y el fútbol americano, con el tiempo como aliado, modificó lo necesario sus eventos y siguió adelante.

 

El aficionado al futbol americano vive de épocas, cada mes representa un estado de ánimo diferente. Una vez que termina el Super Bowl, a principios de febrero, encara el complicado proceso de asimilar los domingos sin NFL, un momento plagado de melancolía donde septiembre se asemeja al mes más lejano del mundo, y el tiempo se hace largo, y acaso el sentimiento resulta incomprensible para los demás, pero para los que lo sienten, los que lo llevan dentro, es plenamente justificado. Después, como todo en la vida, se supera el duelo y llega abril y con él el Draft, y acaso es el primer síntoma de que más adelante algo bueno nos espera. En mayo, finalmente, la presentación del calendario no hace más que alimentar la ansiedad de una espera que para entonces parece eterna, y que echa a volar la imaginación sobre esos días que habrán de llegar, lentos, pero habrán de llegar.

 

Puedo decir, al menos para mí, que los meses más lentos son estos, los que van de mayo hasta septiembre, en los que casi siempre pasa poco, y los equipos comienzan a ponerse a punto y el aficionado, con sus prisas, no ve la hora de que empiece la temporada. Como un barco que después de meses de navegar finalmente ve tierra firme, y esos últimos kilómetros de mar parecen irremontables.

 

Algo extraño, sin embargo, pasa por estos días, que no nos dejan abandonarnos a la ilusión de una próxima temporada. Como si los sentimientos fueran opacados constantemente por una sombra desconocida que amenaza cualquier atisbo de emoción, y que crece con las noticias de que algunos jugadores han dado positivos en las primeras pruebas. Es un hecho, o al menos eso pensamos, que habrá temporada, y que con toda seguridad las primeras semanas serán a puerta cerrada, lo cual es una pena, porque uno de los principales atractivos de este año serán las inauguraciones de los nuevos estadios de los Raiders y los Carneros, en Las Vegas y Los Ángeles, respectivamente, y que acaso se conformarán con las vistas que ofrece la modernidad, pero extrañarán el ruido de los aficionados, como si no tuvieran alma, pero ya llegará el momento.

 

No se sabe, tampoco, si la NFL ya tiene un plan de contingencia por si un rebrote de coronavirus deja en el aire el final de la temporada, cuando llega el invierno y los playoffs están apenas pasando la esquina. En todo caso hay margen de maniobra, porque el Super Bowl en Tampa puede aplazarse por unos meses, y porque pocas Ligas en el mundo han mostrado su disposición para adaptarse a las nuevas normas como la NFL.