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Mi vida sin el deporte. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

18, junio 2020 - 2:18

Mi vida sin el deporte

La Champions será lo más parecido a un Mundial

Cuando parecía que la Champions League estaba destinada a quedarse huérfana de gloria, llegaron por fin las buenas noticias. Las noches mágicas volverán en agosto, en dos semanas que amenazan con la locura y que buscarán casi de golpe recuperar las sensaciones perdidas durante varios meses.

La Champions, con su mística, llegará al rescate de un año que el camino espinoso ya había perdido la Eurocopa, la Copa América y los Juegos Olímpicos, y que en todo caso apelará al formato de torneo corto para decidir al campeón de una edición que no se olvidará nunca.

 

La Champions League será lo más parecido a un Mundial, porque se jugará en una sola sede y los partidos de eliminatoria directa, que en circunstancias normales cuentan con ida y vuelta, y los estadios pesan como piedras y el público juega a favor del local, serán a un solo duelo, con toda la emoción que esto representa, sin margen de error y donde el pundonor de los equipos suele ser fundamental en busca de las sorpresas.

 

Cualquiera le puede ganar a cualquiera en la ruleta de los noventa minutos, o más, según sea el caso.

 

Los aficionados al futbol solemos decir que los Mundiales comienzan a partir de las eliminatorias directas, como si la fase de grupos fuera apenas un trámite que no merece ser visto, porque los equipos se detienen ante la sombra de la especulación. En cambio, en la adrenalina que divide la vida y la muerte, el futbol encuentra un resquicio donde las emociones no dan tregua y uno se abandona a lo que toque, como atrapado en un mundo que no es el suyo, el mundo de los sueños.

 

La Champions nos ahorrará el recuerdo de los días lejanos, y nos presentará a los ocho mejores equipos de Europa en el vértigo de apenas 15 días, con partidos casi diario, como esos veranos gloriosos de Copa del Mundo, a modo de premio de consolación que busque compensar los días inciertos.

 

Es cierto, también, que ese vértigo atenta en algún sentido contra la esencia de la Champions, esa donde las batallas se libran cada determinado tiempo, y después de los partidos hay semanas de por medio para ajustar la estrategia, y que acaso ese tiempo, por momentos, es capaz de enfriar la sangre y le permite al hincha afrontar el proceso como quien retoma una batalla, con los cañones recargados.

 

Será Lisboa, con sus estadios, la encargada de darle lugar y tiempo a la locura. No habrá público, aunque por lo bajo los organizadores aún mantienen cierta esperanza. Más allá de todo, se extrañarán los ambientes de los estadios europeos, con esos cánticos un tanto fríos que amenizan la grada y que se desbocan con las jugadas de sus héroes. O que escuchan estoicos las estrofas gloriosas del himno de la Champions, que indican que la batalla está a punto de comenzar, pero por ahora el recuerdo de aquellos días luce lejano.

 

No se sabe qué pasará con la próxima edición del torneo más importante de Europa, si se podrá jugar o no.

 

Lo cierto es que el ganador de la presente edición se recordará como el primer gran campeón europeo de una nueva forma de vivir el futbol.

EL DATO

CONOCERÁN SU SUERTE

Será el próximo 10 de julio cuando la UEFA lleve a cabo el sorteo para conocer los enfrentamientos de Cuartos de Final y Semifinales.