Atrás quedó Pasadena, el Tricolor, sin tiempo que perder, tomó sus maletas y se trasladó a Denver.
El cuadro azteca entrenó en Los Ángeles y por la tarde, en un vuelo chárter, se movilizó a la sede de su juego frente a Canadá.

Las condiciones climatológicas en territorio angelino provocaron que el viaje se demorara un par de horas.
México compartió la misma aeronave con Canadá, aztecas y norteamericanos convivieron varias horas en al aire. Una tregua antes de la batalla.

Ya en tierra, el grupo abordó el autobús y de inmediato se trasladaron a su hotel de concentración.
Sin problemas en la carretera, el vehículo llegó a su lujoso recinto y arrancó el desfile de seleccionados.

Héctor Moreno, ya mejor de su muslo izquierdo, fue el primero en descender, detrás de él apareció Edson Álvarez y Uriel Antuna, el atacante del Galaxy bajó con el balón de su hat-trick en las manos, no lo suelta por nada.

La pasarela la continuaron los rayados César Montes, Jesús Gallardo y Carlos Rodríguez.
Un grupo de seguidores esperó el arribo de los seleccionados y tuvieron la fortuna de llevarse sus autógrafos.

Gerardo Martino, muy sonriente, siguió en la fila.
Enseguida pasaron Fernando Navarro y Jonathan Orozco.
Memo Ochoa, cubierto con el gorro de su sudadera pasó casi desapercibido, pero al notar que Christian Giménez estaba al lado de las cámaras, se acercó a saludarlo.
Diego Reyes y Néstor Araujo también se abrazaron con el “Chaco”, Christian fue la sensación en la llegada del Tricolor.

Orbelín Pineda, Jonathan Dos Santos, Roberto Alvarado y Alexis Vega aparecieron juntos, Luis Montes, detrás de ellos.

El desfile de seleccionados lo cerraron Érick Gutiérrez y Rodolfo Pizarro, los canteranos Tuzos vieron al “Chaco” y de inmediato se fundieron en un abrazo. Reencuentro de hidalguenses.
Así, con retraso en el vuelo, pero contentos por el debut que tuvieron en Pasadena, los seleccionados se instalaron en Denver.