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2, marzo 2023 - 14:41

┃ Jorge Briones/ ENVIADO

Trabajador del Abierto Mexicano de Tenis | Foto: Jorge Briones

Acapulco, Gro.- Si para los más de 60,000 aficionados que acuden anualmente al Abierto Mexicano de Tenis se trata de un espectáculo deportivo, hay otro sector de los asistentes para los que significa más allá de un trabajo.

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Se estima que el torneo genera alrededor de 1,000 trabajos temporales durante esta semana, gran parte de ellos para los acapulqueños que ven el AMT como “un compromiso personal”.

Ricardo Ramos Catalán, de 51 años, ha visto con el paso del tiempo el desarrollo del que ahora es considerado como el mejor certamen del “deporte blanco” en Latinoamérica.

Desde la llegada del Abierto al Puerto de Acapulco en el año 2000, Ramos Catalán ha trabajado para la organización. Una semana que tiene apuntada en su calendario, donde no solamente le beneficia en cuestión económica, también pasa por un sentimiento de “pertenencia” de los residentes del lugar.

Me parece perfecto que se realice aquí, cada año estamos esperando el Abierto Mexicano. La verdad es que espero con mucha ilusión esta semana, me gusta mi trabajo. No me vería en otro puesto, sirviéndole a mi gente que viene de fuera”, comenta a ESTO el acapulqueño con una sonrisa en el rostro.

El AMT se le cruzó en el camino y la conexión fue inevitable, “cosas del destino”, indica. “Al principio venía como invitado con un chef para servirle comida a los empleados, pero después solicitaron meseros y desde ahí empezamos en la cafetería. Después de tanto tiempo, ya ellos me buscan y me preguntan si puedo regresar y estoy en óptimas condiciones”.

Al igual que gran parte de los trabajadores temporales, Ramos Catalán vive en el Acapulco tradicional, cerca del centro, a casi una hora de distancia del nuevo complejo Mextenis.

Aquí se siente más calor, en el otro (estadio) corría más el aire al estar cerca del mar. Este está más amplio y lo disfruta uno más”, señala.

Ricardo trabaja como mesero en un famoso hotel ubicado sobre la costera Miguel Alemán, pero esa situación no le impide acudir cada año al gran evento deportivo de la región. “Hablé con mi capitán y me dio permiso, como cada año. Siempre pido permiso para estar en el Abierto Mexicano”, agrega.

El encargado de la cafetería en la zona de prensa se despide y camina con esa alegría que le genera trabajar en un torneo que sienten como parte de los acapulqueños.

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