8, septiembre 2022 - 13:54
La Reina Isabel siempre estuvo ligada al deporte. FOTOS: AFP
A lo largo de los años, la figura de la reina Isabel II dejó su huella plasmada en el deporte. Su presencia, aunque no de manera recurrente, enmarcó los grandes acontecimientos deportivos en Inglaterra. De su mano, por ejemplo, Bobby Moore recibió la Copa del Mundo de 1966, en lo que hasta ahora es el mayor logro en la historia del futbol inglés. También se recuerda con cariño la breve aparición que tuvo durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde dejó de lado la imagen protocolaria para dar paso a un divertido sketch junto a James Bond, donde simuló una entrada en paracaídas al estadio Olímpico de Londres. Así era la reina, capaz de imponer su presencia con sus refinadas y elegantes formas, siempre al servicio de una sonrisa.
Amante de los caballos y las competiciones ecuestres, como una herencia familiar que data desde los tiempos de la reina Victoria y que continuó a través del tiempo, durante 79 años mantuvo la costumbre de acudir al Royal Windsor Horse Show, un evento que contó con su destacada presencia incluso en mayo pasado, cuando su salud mermaba y sin embargo, no quiso perderse lo que para ella era uno de sus momentos predilectos. Sus fotografías al lado de grandes caballos son múltiples y variadas. Hay algunas que la retratan a un costado, como quien cuida a un ser querido, pero también están en las que la reina va montando, actividad que aprendió desde pequeña en las caballerizas del Palacio de Buckingham.
Según algunas crónicas, entre sus aficiones también estaban las carreras de caballos, una disciplina de la cual siempre estuvo pendiente al leer cotidianamente las secciones deportivas de los diarios por la mañana y cuya información ponía al servicio de la crianza de caballos pura sangre en los establos de la finca de Sandringham, en una de sus actividades más queridas y a la cual estuvo ligada hasta los últimos días de su vida. Incluso, en el 2021, su porta Estimate ganó la Copa de Oro en la carrera Royal Ascot, la cual se realiza en el célebre Hipódromo de Ascot, propiedad de la Corona Británica.
Aunque su pasión siempre fueron los caballos, a la reina Isabel II también se le ligó con el futbol, deporte de máxima tradición en Inglaterra. Más allá de que sus apariciones en los estadios eran poco comunes y nunca expresó de manera pública sus colores, existe la creencia de que era aficionada del West Ham. Años más tarde, sin embargo, el futbolista español Cesc Fábregas declaró que en una de sus visitas al Palacio Real, junto con el Arsenal, la propia reina le confesó ser seguidora de los Gunners.
Más por fuerza de la costumbre que por una verdadera afición, la reina Isabell II también estuvo ligada a Wimbledon, uno de los torneos de más tradición en el Reino Unido. Patrona del All England Lawn Tennis and Croquet Club hasta el 2020, sus apariciones en el palco real de Wimbledon fueron esporádicos. Durante sus años de reinado, apenas asistió en cuatro ocasiones a observar los duelos que se libraban en el césped impoluto de la cancha central, eso sí, siempre que lo hizo mostró un extraordinario respeto por sus tradiciones y lo que engloba con 145 años de historia.
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El rugby también fue parte importante de su vida. Desde 1952, tras la muerte de su padre, la reina Isabell se convirtió en la patrona de la Welsh Rugby Union, un honor que tuvo hasta el 2020, cuando, al cumplir 90 años, delegó la responsabilidad. La reina, desde su juventud, conoció de cerca el deporte gracias a los reyes Jorge V y Jorge VI, quienes solían asistir a los campos para presenciar los grandes duelos de la época, a principios del siglo pasado. El mundo del deporte la recordará con cariño.
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