POR GUILLERMO MARTÍNEZ G.

FOTOS: MOISÉS ROSAS

La andarina Alegna González dejará la etapa juvenil para comenzar a probarse en los 20 kilómetros.

Luego de consagrarse campeona mundial en los 10 kilómetros en Tempere, Finlandia, la chihuahuense comenzará una nueva etapa en el alto rendimiento, donde desea llegar a lo más alto para alcanzar un boleto a los Juegos Olímpicos.

Siempre centrada, Alegna está segura de sus objetivos.

“Viene una etapa un poco más dura, pero con trabajo todo se puede. Estoy contenta por los logros, pero hay que seguir avanzando. Quiero llegar hasta donde se pueda, sé que he sacrificado muchas cosas, pero siempre llega la recompensa”.

También puedes leer: El francés Jérémy Ménez reporta con América

Con tres años ya radicada en la Ciudad de México, la marchista ha madurado, ha crecido y fortalecido sus ideales. Sus sueños aumentan en cada paso que da. Con precisión y alegría, porque el deporte la ha mantenido en los mejores momentos de su vida.

“Sabíamos que antes la marcha era de puros hombres, ahora las mujeres hemos dado un paso importante en el deporte y eso hace que trabajemos con mayores esperanzas de alcanzar lo que deseamos”.

Ella recibe atenta los consejos de su entrenador Ignacio Zamudio, quien con una mentalidad triunfadora la ha sabido dirigir hacia el éxito.

“Somos un buen equipo que nos gusta hacer esto. El deporte nos unió y hay que aprovechar todo. La marcha femenil es una realidad y eso nos da gusto. Lupita González nos abrió el camino y nos toca seguir poniendo en alto el nombre de México”.

La hija predilecta de Ojinaga, logró una marca de 44 minutos 13 segundos en Finlandia donde enfrentó a grandes rivales.

También puedes leer: La Máquina sigue imparable

“Todo es gracias a que siempre he buscado ser la mejor. Cada objetivo lo he ido superando. Llegué a la ciudad de México buscando un sueño. No sabía qué había más allá de la Olimpiada Nacional. Después llegaron mayores competencias y fui superando mis marcas. Siempre he sido luchadora de lo que quiero”.

Alegna pertenece a la Marina, institución que le brinda apoyo para su preparación.

“Además de mi familia que siempre ha estado a mi lado. La verdad que soy muy feliz de todo lo logrado, y cada que llego a mi casa me reciben con mucha alegría. Mi mamá sabe de los retos que tengo, de todo lo que debo hacer para lograr mis sueños. Tenemos un cuarto donde están todas las medallas también de mis tíos cuando competían. Incluso en la calle me reconocen, me felicitan o me piden una foto. Eso me da satisfacción de todo lo logrado”.