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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

11, marzo 2024 - 4:53

Primera clase

Antes, cuando los artistas de la patada corrían sobre el verde rectángulo, los héroes de la rockola eran los que hacían y deshacían. Hoy eso ha cambiado un poco. El rol protagónico se lo han repartido con los árbitros y los analistas de la telera. Convertidos en grotescos inquisidores, éstos últimos sueltan toda clase de juicios vanos contra los jugadores de la depreciada Liga MX, de quienes exigen lances Mbappescos o Messiánicos, a la vez que descalifican y hasta se mofan de luminarias de otras épocas, llámense como se llamen.

En los tiempos idos, nadie se atrevía a emitir, por ejemplo, una crítica contra estrellas de la talla de Hugo Sánchez. Hoy, ante la falta de memoria a la trayectoria del mítico Penta, muchos lo interrumpen, cuando ni los opinadores que alguna vez chutaron a gol se pueden comparar con él, pero quienes nunca tocaron una pelota en la vida son los más rigurosos en sus sentencias. La cosa ha llegado al grado de que en algunas cadenas televisivas ya no se requiere de los resúmenes de los partidos para decapitar al prójimo. A cuadro intercambian rencores y en ocasiones hasta se retan a golpes, entre gracejadas.

El protagonismo no para ahí. Hay anécdotas que los describen al desnudo. En un viaje reciente, David Faitelson, uno de los más famosos comentaristas del vidrio caliente, de ésos que se comen todo el pastel en las redes sociales (supera los 4 millones de seguidores en ‘X’), ha dibujado una escena que de antaño sólo se le permitía a las vacas sagradas en los clubes de gran calibre. Dicen los testigos del numerito que ahora que estuvo en los Países Bajos para una entrevista con el Chaquito Giménez, acompañado por Tito Villa y un camarógrafo, ha tenido el desplante de exigir asiento de primera clase, al descubrir que viajaría como cualquier mortal. Cuando alguien le hizo notar lo costoso del canje, el engolado periodista ha respondido, molesto, que una de las tantas condiciones que le había garantizado su nueva casa, Televisa, era la de trasladarse en absoluta comodidad a las coberturas.

Y sí. El versado locutor ha disfrutado de una pomposa travesía, aunque el confort no lo han heredado sus compañeros, quienes han debido permanecer en sus respectivos asientos. Hay niveles en esta vida para las verdaderas estrellas del deporte de los golazos.