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26, enero 2015 - 23:04

┃ María Vega

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DESDE que Sebastien Loeb se fue, el mismo nombre sigue dominando el Mundial de Rallies con una firmeza inquebrantable. Sebastian Ogier pudo alcanzar su tercera victoria en Montecarlo (la segunda en WRC) y seguir plantando la bandera gala en el palmarés y ha sucedido así en 10 de las 11 últimas ediciones de la prueba con sede en el Principado.
Ogier, con el Volkswagen Polo WRC, ha sido capaz de adjudicarse 17 triunfos en los 28 últimos rallies disputados en el Mundial, pero casi todos los aficionados siguen convencidos de que Loeb podría seguir varios años más ganando a su antojo.
Se aburrió de no tener rival, de no encontrar motivación en un campeonato venido a menos y por los recortes de Citroën, que también se hartó de acumular trofeos. De hecho, sigue siendo el depositario del cariño del público galo, muy por delante de su tocayo, con el que nunca ha tenido sintonía personal.
Es posible que sin esa decisión de pasarse a los circuitos, para verse de nuevo en dificultades, el nueve veces campeón del mundo pudiera tener ahora 11 y en la primera jornada de este Montecarlo quedó patente. Tras dos años sin correr habitualmente, Loeb sigue siendo el jefe. Sólo una placa de hielo y un toque con una roca le privó de una gesta histórica.
Era el líder, le metió a su compatriota el miedo en el cuerpo y a partir de allí, Ogier pudo vivir tranquilo y controlar a Latvala y a Mikkelsen, sin forzar en exceso.
El buen sabor de boca anima a Loeb a repetir experiencia este año en Francia. Curiosamente, el Rally de Francia deja su reciente ubicación en su tierra, Alsacia, para trasladarse, muy posiblemente a Córcega, otro escenario mítico de esta especialidad. Será del 1 al 4 de octubre, por lo que Ogier puede seguir viviendo tranquilo y anotándose multitud de triunfos.
El que no estuvo fino en el tramo final fue Dani Sordo, que cedió el quinto puesto que tanto le costó recuperar en la jornada del sábado. El cántabro de Hyundai no pudo evitar que su compañero Thierry Neuville le superara por sólo ocho décimas. “Debíamos acabar con los dos coches y lo hemos logrado. No es un mal resultado”, aseguró el español.