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19, abril 2017 - 15:33

┃ AP

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Sin la presencia de Tom Brady, los Patriots de Nueva Inglaterra visitaron el miércoles la Casa Blanca, un acto protocolar usualmente festivo que se vio ensombrecido por el suicidio en prisión del exjugador del equipo Aaron Hernández.

Brady, el estelar quarterback del equipo, avisó a la Casa Blanca que estaba lidiando con algunos “asuntos familiares” y no acudiría a la ceremonia con el presidente Donald Trump. Más de dos docenas de jugadores no participaron, algunos por motivos políticos.

Poco antes de la actividad, Brady publicó en Instagram una foto de sus padres, deseándoles un feliz aniversario.

Trump felicitó a los Patriots y destacó que “ningún equipo ha sido tan bueno, durante tanto tiempo”.

“Fue un trabajo de equipo. Esa es la belleza de lo que hacen, ganan como equipo”, dijo Trump, quien comparó la remontada de un déficit de 25 puntos contra los Falcons de Atlanta en el Super Bowl con su propia victoria en las elecciones presidenciales. “Los expertos se equivocaron, ¿no es así? Dijeron que no podrían lograrlo”.

Trump felicitó por nombre a varios jugadores, aunque no mencionó a Brady, cuya amistad sacó a relucir varias veces durante su campaña.

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Un jugador que sí apareció sorpresivamente en una conferencia de prensa de la Casa Blanca antes de la ceremonia oficial: el tight end Rob Gronkowski asomó la cabeza por una muerta en la sala de prensa, mientras el secretario de prensa Sepan Spicer atendía a los medios.

Gronkowski preguntó en tono de broma a Spider si necesita ayuda, lo que arrancó algunas risas. Spicer, un fanático de los Patriots, respondió “creo que estoy bien. Pero gracias”.

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