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Mi vida sin el deporte. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

21, abril 2020 - 2:00

Mi vida sin el deporte

Reserva antológica: futbol, genios y gambetas
Por José Ángel Rueda

El mediocampista argentino Fernando Redondo se ahogaba ante la marca del noruego Henning Berg en la punta izquierda de Old Trafford. Detrás de Berg ya llegaba un ejercito de diablos para despojar al madridista del tesoro. Entonces, cuando las opciones se le agotaban, Redondo tiró un taco con la zurda a modo de autopase. Son cosas que tienen los genios, que sólo ellos se entienden. La pelota le pasó escondida al defensor, y cuando estaba a punto de abandonar el terreno de juego por la línea final, encontró rumbo una vez más en los pies de Fernando. Luego, ya instalado en el área, vino un pase sutil y raso a la entrada de Raúl, que terminó por anotar. El gol dejó para siempre la duda, ¿si acaso no hubiera terminado en las redes la genialidad de Redondo sería recordada igual? Lo cierto es que a 20 años de esa jugada recordamos el taconazo de Redondo, no el gol de Raúl. El tiempo le ha hecho justicia.

El futbol es una fábrica inagotable de recuerdos. Aunque es cierto, los estándares para perdurar son elevados. El aficionado conserva aquello que lo hizo feliz, más allá de las circunstancias. En la mayoría de los casos el álbum está conformado por goles maravillosos o atajadas milagrosas. Es el poder que tienen las áreas de que todo lo bueno casi siempre pasa ahí. Sin embargo, hay también otras jugadas históricas que no han terminado en gol, pero se recuerdan como si lo fueran. Y trascienden esa barrera del tiempo y tienen esa capacidad de un buen día, quizá durante una cuarentena inesperada, hacer las delicias de los nostálgicos para sobrellevar el tiempo.

El ejemplo más poderoso lo puso el Rey Pelé. El registro de sus más de mil goles no cabe ni en las compilaciones de YouTube. La grandeza del brasileño fue tanta que los cronistas no tuvieron suficiente con hacer de sus goles un momento inolvidable, sino que buscaron la manera de relatar los goles que no fueron. La jugada del genio en el Mundial de México 70 ante el cuadro uruguayo viaja por el tiempo. El pase filtrado y la salida del férreo Mazurkiewicz obligó a Pelé a dejar pasar la pelota sin tocarla. Fue un autopase fantasma. Con el arquero tendido y dos defensas desesperados, el delantero quiso cruzar tanto su disparo que se fue por un costado. No fue gol, pero como si lo fuera.

Hay otros jugadores con alma de novelista capaces de escribir jugadas fantásticas. El argentino Juan Román Riquelme pasó su carrera escondiendo la pelota de los filosos pies de los defensores. Aunque quizá su jugada más recordada es el “caño” a Yepes. La pelota terminó perdida en la banda, pero el fino taco del genio de Boca en la Bombonera para pasar el balón entre las piernas del colombiano de River se cantó más que un gol.
Cuauhtémoc Blanco, otro de esos futbolistas descarados, brilló en Francia 98 por sus golazo ante Bélgica. Sin embargo, su famosa “Cuauhteminha” para escapar de los coreanos es considerado como uno de los momentos más memorables en la historia de las Copas del Mundo. Ojalá que el futbol regrese pronto, y si no, hay suficiente reserva.

JUGADA MEMORABLE

Este 19 de abril se cumplieron 20 años del taconazo de Fernando Redondo, una de las jugadas más célebres en la historia del futbol

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