Guadalajara.- La pasión por Chivas se volvió a desbordar en la Perla Tapatía. La gente no podía quedarse sin darle su apoyo incondicional al equipo de sus amores, por eso, colmaron la calzada Mariano Otero para darles un último aliento el día anterior a los octavos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf.

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La gente comenzó a arribar a las seis de la tarde y comenzaron a acomodarse en la banqueta de una de las avenidas principales de Guadalajara. Conforme el tiempo pasó, la estancia para los peatones les quedó corta. Muchos comenzaron a invadir los carriles de los automóviles hasta que la policía tuvo que otorgarles un tramo más de la calle para evitar algún accidente.

Las banderas llegaron, los bombos también, la garganta de la gente comenzó a afinar y en punto de las ocho de la noche, el escándalo era total. “¡Vamos, vamos, vamos, rojiblancos!”, comenzó a escucharse a los alrededores de la expo de Guadalajara, en un acto de fidelidad que tuvo su recompensa.

El rebaño de gente apretó con fuerza mientras el sol se ocultó. Eso no apagó su ánimo, “¡Chivas, Chivas!” se percibió durante varios minutos, mientras los ídolos salían del recinto de entrenamiento.

El camión se asomó poco después de las 20 horas. Los seguidores arroparon en todo momento a la escuadra de Fernando Gago. “¡Que vuelvan los tiempos de campeonatos!”, fue el siguiente cántico. El camión se paró en un costado y los jugadores comenzaron a descender del transporte agradeciéndole a la gente su presencia.

“¡Chicharito, ahí está Chicharito!”, fue el grito de guerra de las féminas y los infantes. Todos en búsqueda de una foto con el actual ídolo rojiblanco, que sólo levantó la mano mientras apretaba el paso al hotel.
Fueron pocos jugadores los que se quedaron a cantar con la gente. Algunos prefirieron mantener la concentración e ingresar al hotel con la mente puesta, netamente, en derrotar al América.

“¡Chivas, mi buen amigo, estos octavos volveré a estar contigo!”, se cantó a todo pulmón mientras los pocos que se quedaron saltaban al ritmo. Las banderas, los niños y hasta un perrito con su playera rojiblanca se llegaron a ver.

Los jugadores que restaban entraron, pero eso no detuvo a los aficionados, que, fieles a su estilo, decidieron quedarse unas horas más para hacerle saber a Gago y sus pupilos que el encuentro ante América es de esos que no se pueden perder.

La fiesta continuó. “¡El que no salte es un Wilo m…!”, fue la voz de una afición ávida de una alegría y con sed de mantener una jetattura que, al menos en rondas definitorias, se ha dado. Guadalajara ha eliminado a los azulcremas en las últimas liguillas que se enfrentaron, sin importar que se cerró en el estadio Azteca. Idéntica situación a la que se vive en la actualidad.

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Pasadas las 22 horas, la gente decidió retratarse para ir rumbo a casa y descansar. Ellos también dejarán todo, al menos en la grada, con cánticos, brincos y aplausos. El partido también se disputará en la grada.