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16, enero 2024 - 17:50

┃ Arturo Méndez

El Elegido listo para regresar a la Triple A. Foto: Osvaldo Figueroa

Ser luchador profesional es un trabajo para unos cuentos valientes. No todos se atreven a subir al ring y demostrar sus habilidades frente al público hostil. Con una larga trayectoria en los encordados, El Elegido ha ganado campeonatos, torneos y lo más importante, el cariño de los fanáticos. Su fortaleza lo llevó a ser protagonista de grandes carteleras en la ‘Caravana Estelar’. Sin embargo, narró a ESTO que no todo fue color de rosa en sus inicios.

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Desde su primera aparición en los eventos grabados para la televisión, el originario de Monterrey, Nuevo León, buscó dejar su sello en el show. Su físico y gran carisma con la gente le dieron la confianza de bailar arriba del ring antes de sus luchas, el público femenino en las arenas enloquecía cada que esto sucedía, aunque había otros a los que esto no les causaba gracia, sus compañeros en el vestidor, quienes se burlaban de él.

“No fue ni un año, fueron dos, tres o hasta cuatro que soporte eso por parte de los compañeros, el celo profesional. Cuando ven a una persona tomar parte de los estelares de la lucha libre en tan poco tiempo sí les molesta. Pero a final de pruebas fueron cosas que supere, ahorita como pez en el agua”, narró al Diario de los Deportistas previo a su regreso a AAA en el Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera.

Con la voz cortada por un amargo recuerdo, El Elegido rememoró la ocasión que estuvo cerca de abandonar todo su esfuerzo. Una noche en la capital mexicana, otro luchador lo lesionó durante la lucha, aunque para él no fue accidental.

“Un día tenía poco de estar en AAA, tenía como dos eventos en televisión y me lastimaron la rodilla, me la safaron. Después de eso apenas podía caminar. Estaba en el hotel aquí en México llorando, diciendo ‘no mam… me voy a regresar a Monterrey, no sé qué estoy haciendo aquí’. Aparte no conocía a nadie, estaba solo, la soledad es algo con lo que tienes que pelear. La depresión porque te da depresión de ver un lugar lleno con miles de gentes y luego llegas a tu hotel donde nadie te recibe y te vas igual, solo”, contó.

Aguantar los golpes de esta carrera hoy lo tiene como uno de los grandes personajes que han pasado por las filas de AAA, en la memoria de chicos y grandes.

“Por mí hijos salí adelante. Yo en mi mente dije ‘se la van a pelar’, y ahorita gracias a dios aquí sigo, prácticamente ellos fueron los que me dieron la fortaleza. Ya son 18, casi 19 años de luchador. Desde que llegué en el 2006 a Triple A mucha gente me lo dice, que crecieron viéndome y no lo crees. Hay gente que tenía 12 años y ahorita ya pasa los 30, gente que me dice que me vieron luchar de chiquitos, todo es bendecido por Dios que todavía nos tiene aquí”.