Como todo niño, Rodrigo Diego tenía el sueño de volar. Por eso cuando conoció los clavados no tuvo muchas dudas de que al fin había encontrado el deporte al cual dedicarse. Dos décadas después de ese momento, el clavadista tapatío mantiene firme el deseo de volar tan alto como su cuerpo se lo permita.

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Tras dos años complicados, en los que superó una dura lesión, Rodrigo Diego volvió a las fosas internacionales en el Campeonato Mundial de Fukuoka, donde culminó en la quinta posición del trampolín de 3 metros, y ahora buscará la gloria en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, evento para el cual se clasificó en el reciente selectivo.

El hecho de avanzar a la final le permitió asegurar la plaza olímpica para el país, en un regreso soñado, si se mira el contexto. “Estoy muy contento, había pasado mucho tiempo, yo llevaba dos años sin competir, en ese inter tuve una lesión muy complicada de rodilla, la cual me tuvieron que conectar otra vez el tendón junto con el músculo, y fueron nueve meses más o menos lo que tardé para recuperarme bien, nueve meses en los que no sabía si iba poder volver a brincar”, confesó el clavadista, en entrevista con ESTO.

El tapatío, quien creció viendo las hazañas de Fernando Platas desde el trampolín, logró meterse en el top 5 mundial. “El estar tan cerca, con un buen lugar, sabiendo que no hice mi mejor actuación, o que puedo mejorar en muchos aspectos, me deja con mucha motivación para pulir esos detalles y pelear por las medallas”.

El ciclo olímpico rumbo a París 2024 le sabe a revancha a Rodrigo Diego. Para Tokio, el clavadista atravesaba uno de sus mejores momentos, sin embargo, quedó fuera en el último selectivo. “La verdad fue muy decepcionante cuando no conseguí el pase a los Juegos Olímpicos en Tokio. Me sentía muy bien, estaba en un buen nivel, estaba un poquito más joven, creo que todo era más fácil, ahorita ya siento los años, llevo 20 años haciendo clavados, creo que mi cuerpo lo reciente. Soy más cuidadoso en muchas cosas, para no lesionarme, para estar más tranquilo”.

Tras competir en Rio 2016, Rodrigo Diego mantiene el sueño ardiente de volver a sentir la adrenalina de unos Juegos Olímpicos. “Para París solamente quiero seguir así como estoy, tengo muchas ganas de volver a estar en unos Juegos Olímpicos, es algo que se ha convertido en un sueño, y simplemente buscar hacer lo mejor, sé que haciendo eso estaremos en un buen nivel para pelear por un buen lugar”.

La lucha por los boletos olímpicos no será sencilla. En el trampolín de 3 metros hay una fuerte batalla generacional, con Osmar Olvera, medallista de plata en Fukuoka, Juan Celaya y el propio Rodrigo.

“Siempre ha sido una rivalidad cordial, en la cual es simplemente desearle lo mejor al otro para que también salga esa parte de ti. Como clavados es un deporte de apreciación, muchas veces no es estar viendo al otro competidor, sino enfocarte en ti, en mejorar tus puntajes, y hacerlo lo mejor posible con tu técnica. Siempre me he enfocado más que nada en mí, en mejorar lo que yo puedo, y deseándoles a ellos un buen resultado. Eso va a hacer que nos estemos exigiendo y jalando un poquito más, eso ayuda a que mejoremos”.

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