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24, mayo 2023 - 19:11

┃ Jesse Villalpando

La aficion rojiblanca en Monterrey, hizo sentir como en casa a las Chivas _ Foto: cortesía. Juan Manuel Villaseñor

San Pedro Garza García, Nuevo León.- Lo que apenas era un puñado de aficionados al Chivas una hora antes de que aterrizara en Monterrey el cuadro de Veljko Paunovic, acabó siendo poco mas de una centena de “Chivahermanos” congregados a las afueras del hotel de concentración.

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Los seguidores del Guadalajara lo aguantaron todo, desde la larga espera, uno que otro recordatorio atrasado del 10 de Mayo de la gente de Tigres que por ahí circulaba y hasta los constantes cambios de logística del personal de seguridad del hotel.

El grito de ¡Chivas, Chivas! comenzó a retumbar en tierras donde felinos y rayados mandan. En el rostro de la afición rojiblanca se vio retratada la ilusión de poder repetir aquel título de 2017 cuando su “pastor” era el argentino Matías Almeyda.

Recibir al chiverío fue la ocasión perfecta para antes de la final de ida, ir en búsqueda del autógrafo y la foto del recuerdo, que importa la edad, mucho menos adelantar la salida laboral o del colegio.

Pasadas las 6 de la tarde por fin apareció en el panorama el camión que trasladó al Rebaño. La locura se desató cuando uno a uno fueron bajando del camión, el primero por supuesto fue Paunovic, seguido de J.J. Macías, quien sigue integrado con el grupo pese a la lesión. Luego se vino “El Pocho” Guzmán con bocina en mano y quien puso el ritmo con una buena cumbia, mucho más sereno Alexis Vega y un Carlos Cisneros en muletas.

Las Chivas llegaron a suelo regio con los ánimos por las nubes y creyentes de que el domingo pueden bordarle una estrella más a tan histórico escudo.