Doha.- Dividido por dos patrias, Gerardo Martino fue un racimo de emociones, pues desde que salió a la zona técnica sabía que no era un duelo cualesquiera, su trabajo y cuna estaban en disputa.

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El técnico saludó a las gradas, recibió la mano de algunos de sus paisanos entre ellos Scaloni, Messi, De Paul, Di Maria y Lautaro Martínez, el Tata se dejó querer por los suyos en breves minutos para después convertirse en una avalancha constante de nervios, no era el mismo de siempre, el mascar de chicle era constante y lo acusaba. Iba de un lado a otro en su zona técnica, no se sentaba y reclamaba de todo al abanderado y cuarto árbitro.

Manoteaba, hacia corajes, la vista la tenía clavada al césped y buscaba de todas las formas levantar al equipo y más todavía con el gol de Lionel Messi en donde esa misma avalancha lo colapsó.

Jorge Theiler lo buscó calmar y esa intensidad lo fue agobiando con el correr del reloj. El duelo entró en su recta final y Enzo Fernández le puso más sal a la herida mexicana y Tata ya no sabía qué hacer. No cabía ni en su zona técnica y nuevamente Argentina le recetaba otra derrota, sus paisanos les tienen tomada la medida.

Un Mundial sotanero

Gerardo Martino tiene a la Selección Mexicana en el último lugar de la Copa del Mundo de Qatar 2022 en el grupo C, con solamente una unidad tras seis puntos disputados.

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El Tricolor ha perdido este segundo encuentro y los números de Martino al frente del combinado nacional son más negativos que positivos. Todo parece encaminarse a una eliminación en fase de grupos, cosa que no sucedía hace 44 años, desde el mundial de Argentina 1978.

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