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Mira

11, noviembre 2022 - 17:36

┃ Miguel Ángel Mújica / ENVIADO

Selección Mexicana se relajaron tras varios días de trabajo en España. FOTO: @miseleccionmx

Caldes de Malavella.- El día que los seleccionados esperaban por fin llegó. El descanso, después de más de tres semanas de intenso trabajo arribó para los futbolistas de la Selección Mexicana.

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Muchos hicieron trabajo de gimnasio muy temprano en el hotel de concentración, la idea era no perder el ritmo de trabajo con el fin de llegar al entrenamiento de la mejor manera y que Gerardo Martino los vea óptimos.

Hubo otros que comenzaron con el desayuno y se alistaron para salir rumbo a la ciudad. Los jugadores estaban listos para partir. Girona les abrió la puerta a algunos, también hubo otros que prefirieron ir a Barcelona, la idea era aprovechar las horas que tuvieron para ir de compras y conocer las tierras de Catalunya.

Alexis Vega, Roberto Alvarado y Uriel Antuna decidieron dejar la ropa de entrenamiento en el olvido, igual Guillermo Ochoa y Alfredo Talavera. Algunos decidieron sí quedarse con el patrocinador en el pecho.

Después de más de cinco días, además del arribo del capitán Andrés Guardado, era momento de la convivencia con el cuerpo técnico que se quedó a disfrutar del resort. Los jugadores arribaron en el camión que la Federación Mexicana de Futbol rentó para ellos y después comenzó el recorrido de protagonistas con sus bolsas de compras que hicieron a lo largo del día.

Todos decidieron entrar por una puerta alterna para no encontrarse con los medios de comunicación que todavía estaban en el sitio tras el arribo del Principito desde Valencia.

Los que no pudieron evitar a la prensa fueron los sparrings. Los 15 jugadores que Tata Martino decidió llamar para tener una mayor experiencia, llegaron en el autobús alterno, que llegó desde el recinto LaVida, que se encuentra a menos de un kilómetro, pero que, por órdenes del cuerpo técnico, tenían que abordar.

Emilio Lara y Román Martínez le pusieron ambiente al lugar. Con un poco de música arribaron, mientras el resto bajaron sin gran barullo. “Buenas tardes”, dijo Jorge Ruvalcaba, el único que saludó a los presentes antes de ingresar al sitio donde se llevó acabo la convivencia.

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Todo comenzó prácticamente de inmediato. Los jugadores arribaron mientras el anafre ya lucía una buena flama. La carne no faltó, los mates de Martino salieron para los que quisieron, mientras el técnico nacional convivía y se hacía uno con el grupo.

Los jugadores disfrutaron de una tarde diferente. Todos estuvieron unidos, incluso Guardado que recién llegaba. El resto de europeos todavía no arribaron, pero todos supieron que su recuerdo estaría siempre.

La tarde se hizo adulta y el sol se ocultó, eso no frenó a los jugadores, que con muchas ganas terminaron temprano, el motivo fue sencillo, había que entrenar al otro día para pensar, primero, en Suecia y luego en Polonia.

Un día muy distinto se vivió en el campamento del Tricolor, de aquí en adelante, los jugadores no frenarán, su idea es trascender en Qatar y para eso necesitarán los mejor de todos.

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