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21, octubre 2022 - 18:04

┃ Miguel Ángel Mújica / ENVIADO

Ana y Pepe ya se acostumbraron a la vida diaria de Doha. Foto: Miguel Ángel Mújica

Doha.- La vida en Qatar, con la multiculturalidad de locales, con un promedio del 19% de verdaderos qataríes, abre la posibilidad de encontrar a muchas personas de diferentes nacionalidades. Los mexicanos no son la excepción y aunque se espera que vayan más de 50 mil aficionados nacionales a la Copa del Mundo, ellos comenzaron su historia en tierras árabes desde mucho antes de lo pensado.

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Pepe Correa llegó muy joven, con la ilusión de consagrar un proyecto de trabajo que le propusieron desde su natal Morelia. Mientras que Ana Ávila, después de viajar de Morelos a la Ciudad de México para estudiar y, al conocer la situación de su padre con la huelga de Mexicana de aviación, decidió vivir con ellos en Doha.

Ambos se han acostumbrado a la vida en la sede del Mundial y recibieron a ESTO para platicar respecto a sus vidas Doha. Sonrientes, recordaron sus inicios.

Los mexicanos han hecho su vida lejos de México. Foto: Miguel Ángel Mújica

“Cuando yo llegué a Qatar, este choque de culturas, cambio de vida drástico con la que tenía en México fue un proceso difícil, que de verdad lo pienso y no muchas personas lo podrían pasar por el contexto. Éramos 250 mexicanos en Qatar en ese momento, era una ciudad en desarrollo total, en esa época era una ciudad con grúas en todos lados, en construcción, el contacto humano era escaso. Yo no tenía amigos, llegué solo a desarrollar un proyecto. Fue un sentimiento de soledad al instante, poco a poco la ciudad se me abrió, me abrazó y me dio la facilidad de conocer a personas extraordinarias, que me ayudaron, como Ana, que me ayudó muchísimo. Fue, fuera de todos los estigmas que traería de Qatar, me sorprendió por la multiculturalidad, pero también de buena onda, este país no es el de nosotros, pero nos echamos la mano, me trató bien la ciudad, le encuentras cositas, pero es una ciudad llena de oportunidades, con temple sabes sobrellevar las cosas complicadas como el extrañar a la familia, pero sí va compensando mucho el quedarte aquí”, dijo Pepe.

Pero antes de criticar a los qatarís, Ana los considera como chistosos. “En mi experiencia, el qatarí es cagado, muy curioso, muy chistoso, medio mandón y seco, pero apapachador. En un ejemplo, un señor en un estacionamiento así como que fue muy brusco, yo pensaba que me estaba regañando, me sentía mal, me hablaba feo, al final, lo único que me dijo fue ‘toma niñita, aquí está tu boleto ya pagado para que no sufras, te ayudé’, me gritó, pero fue muy curiosos. Son gente que está dispuesta a estar abierta, pero a veces no sabe cómo abrirse a convivir y sí son muy de esperar respeto por sus costumbres, es tan ‘quiero que vengas a casa, que sepas lo que hago, pero sigue las reglas’. Eso es interesante, por nuestra parte, el aprender a convivir con ellos, es lo mejor”.

Los estigmas los molestan, porque los locales no tienen las restricciones exageradas que se piensa. “Ni te das cuenta. No me levanto pensando en las reglas, lo que puedo o no hacer. La vestimenta solamente, con el aire acondicionado que ponen en plazas, en instituciones, oficinas, no te dan ganas de poner algo arriba de las rodillas, voy con pantalones y suéter, ponen el aire y tengo hasta una cobija en la oficina.

Sales y ok, hace calor, sabes que debes de ponerte algo debajo de las rodillas y taparte los hombros, es como ponerte algo normal, claro que tengo ropa de shorts pequeños, pero eso se utiliza en la playa, en zonas que son más abiertas, pero es la costumbre, es como el que ya sabes en donde te puedes vestir de una u otra manera, no es opresivo, solamente es por respeto a las personas”, reveló Ana, mientras Pepe la respaldaba.

Ana y Pepe se tuvieron que adaptar a la cultura árabe. Foto: Miguel Ángel Mújica

“Es algo que por ejemplo lo vemos en México y creemos que aquí tenemos restricciones para vivir en el día a día. Yo estoy llevando en este momento, en estos 10 años, la misma vida en México, es verdad, en México debería pasar, no tomar en la calle, hay lugares como antros, bares, tu casa, donde es permitido tomar, también aquí en Qatar, no es tan drástico el cambio en ese aspecto, sí hay que seguir sus reglas. Es un país que te exige que respetes, que te hace seguir los lineamientos básicos que te piden, no es tan drástico como lo pensamos en otros lados, es un país que si tu respetas, si sigues el lineamiento de tomar en la calle, si te echas una chela en tu casa o en un bar, no pasa nada, no te metas en problemas, nada más”.

Las demostraciones de cariño no son prohibidas. “Las muestras de afecto es otra, no te atascas en la calle, aquí no te acusan por ir agarrado de la mano o darle un beso a tu pareja, pero la muestra de afecto, el atascón, el faje, está mal visto, pero también en México, no se necesita ver, en casa háganlo, no está prohibido, pero el ir agarrados de la mano, abrazar a las personas, no está prohibido, muchos nada más apuntan sin saber qué es en realidad. Son protocolos de convivencia y nada más”, mencionó Correa.

Ávila defiende al máximo la que hoy es su hogar. “Más allá del futbol es como que la gente hable bien de Qatar, no quiero que se vaya con una mala impresión de Doha, de verdad, si nos tomamos cinco minutos para quitarnos estereotipos, prejuicios, miedos, ideas arraigadas y te pones a platicar con una persona árabe, nosotros como mexicanos es una sorpresa maravillosa lo muy parecidos que somos. Me queda claro que ustedes conquistaron a España y España a nosotros, las formas de ser, el estilo de comer en familia, de reunirse, hay tantas cosas de su forma de ser que son tan parecidas a nosotros, sus formas de expresarse, sus chistes, la familia, los niños, los grandes son los sabios, esa estructura familiar, es como de no manches, así se construyen las familias en México, somos muy, muy, muy iguales, tan iguales que ellos dicen el concepto de ‘tu casa, mi casa’, es importante entender la cultura, son palabras, expresiones, somos muy iguales, desgraciadamente, social, política y religiosamente nos han puesto barreras de aquí para allá y de allá para acá para decir que no tenemos nada en común, para pensar diferente y no nos damos la oportunidad de conocerles y tratarles, preferimos mantener el estereotipo desde el terrorista, el machista, las pobres mujeres tapadas de negro, no tenemos idea de por qué lo hacen, ni preguntamos, a mi me encantaría que la gente se tomara el tiempo de ver más allá de lo obvio, que abrieran los ojos y le dieran la oportunidad de conocer a los árabes”, cerró.

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