Javier Juárez

FOTO: Carlos Ramirez | Mexsport

El mal clima sigue causándole problemas a la Copa Oro. El martes fue el juego entre Qatar y Panamá el que se retrasó y estuvo en riesgo de suspenderse. El miércoles la mala fortuna le tocó a México. Una fuerte lluvia cayó sobre el Cotton Bowl una hora antes de inicio del juego y eso provocó que la batalla entre aztecas y chapines se retrasara media hora.

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Los primeros aficionados que entraron al lugar tuvieron que resguardarse en los pasillos del estadio, el Cotton Bowl es un estadio añejo, se construyó en 1930 y no tiene las comodidades actuales, sobre todo el techo retráctil.

Los jugadores también se vieron afectados, mexicanos y guatemaltecos tuvieron que frenar su calentamiento y se metieron a los vestidores.
La lluvia fue pasajera, pero con mucha potencia. Los equipos esperaron resguardados a que pasara el aguacero.

Tras el anuncio del retraso del partido Tláloc calmó su furia. El personal del estadio entró al campo para ver el estado del pasto. La cancha se mantuvo en buenas condiciones a pesar del agua que le cayó.

Los aficionados esperaron varios minutos y luego salieron de su escondite. La lluvia no cesó, pero no fue tan intensa. La gente secó sus asientos con lo que pudo. Lo peor pasó.

El estadio se pobló de a poco, los tonos verdes fueron más, Guatemala también tuvo apoyo, pero no de la dimensión de México.

El Tri Olimpico, a una semana de su debut en Tokio 2020

Las gradas se ocuparon rápido. El riesgo de tormenta eléctrica se esfumó.
Los jugadores salieron al campo y lograron seguir con su entrenamiento. El césped aguantó la tormenta. México y Guatemala terminaron de estirar los músculos y lograron llevar a cabo el juego.

El Tricolor tiene otro juego en el Cotton Bowl, el domingo cierran la fase de grupos contra El Salvador a la espera de que el clima respete el partido.

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