Ambiguo, confuso, mal hecho, esa es la definición correcta del reglamento que penosamente tiene el futbol mexicano desde hace mucho tiempo. Recordemos, por ejemplo, la alineación indebida ocurrida años atrás, por la presencia de Federico Viñas en la banca, suficiente para que América perdiera en la mesa pese a vencer al Atlas. El asunto estuvo inundado de interpretaciones debido a la compleja elaboración de la regla.

Esa falta de claridad ha tolerado fugas en la normativa, como ha sucedido con Chivas previo a su duelo contra Cruz Azul. Resulta que a sabiendas del veto aplicado contra el estadio Akron, tras el botellazo lanzado al americanista Kevin Álvarez, en el Clásico Nacional, en un principio el club tapatío esperaba una ayudadita para que se efectuara una sanción menor, pero como fue rechazada, de la nada recurrió al cambio de recinto, para llevarse el juego contra La Máquina al Jalisco.

El tema es que conforme al Artículo 47 del Reglamento de Competencia, el encuentro no se podía celebrar ahí debido a que no cubría los 50 kilómetros de distancia entre un coloso y otro. Pero en el Artículo 13 del Reglamento de Sanciones existe una apertura para ir a otro campo sin tal restricción. Y como Cruz Azul y la Liga MX lo avalaron, se jugó con aficionados, dada la demanda para ver la contienda.

Así, con estatutos flexibles y dirigentes permisivos se pudo celebrar el compromiso, pese a las facilidades para que los celestes ganaran en la mesa, lo cual no fue necesario porque el resultado les favoreció en el vetusto inmueble de la Calzada Independencia, en Guadalajara.

El asunto suma otro tachecito al concurso de pifias y peros imperante en nuestro balompié, como la pérdida del boleto del León en el Mundial de Clubes por la multipropiedad, en la que algunos aplaudidores pretenden subir al América; también está inconclusa la demanda de Cruz Azul contra Martín Anselmi por incumplimiento de contrato. Eso sin incluir las apuestas en la Liga Premier, la partida de la Bomba Rodríguez de la Femexfut, entre un largo e infausto etcétera.