Doha.- Enrique Macaya Márquez es argentino, pero no juega al futbol. Tampoco dirige. Por unos minutos, sin embargo, se convirtió en el foco de atención del Centro de Medios de FIFA instalado en Doha para la Copa del Mundo Qatar 2022.

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Porque algunas veces, los historiadores se convierten en parte de la historia. Y ese ha sido el papel que le ha tocado desempeñar a este periodista nacido hace 88 años en Buenos Aires. A meses de cumplir los 24, cubrió su primer Mundial, en Suecia 1958, y desde entonces no ha parado: 17 de manera consecutiva. Por eso la FIFA le entregó un reconocimiento ayer como el periodista con más Mundiales, junto a decenas más que han cubierto entre 10 y 16 justas mundialistas.

“Para mí es una casualidad. Son circunstancias que se dieron y me favorecieron para estar presente en tantos mundiales. Tuve trabajo, tuve salud… son muchas cosas que se juntaron como para permitirme a mí en lo particular estar presenciando tantas copas. Uno toma el compromiso de ser cada vez más capaz, no por una cuestión de orgullo, sino para manejar mejor los conocimientos y transmitirlos al público”, cuenta a ESTO.

Después de Macaya, los periodistas con más Copas del Mundo cubiertas son el alemán Hartmut Scherzer, con 16, y el uruguayo Jorge Da Silveira, con 15.

Los 82 periodistas premiados en esta ceremonia recibieron de manos del astro brasileño Ronaldo, campeón en EU 1994 y Corea-Japón 2002, una réplica de la Copa del Mundo, así como un diploma.

“Estaré eternamente agradecido con todos ustedes. Me gustaría felicitarlos, es un día muy especial porque reconocemos, elogiamos y premiamos a algunos de ustedes, que tienen un historial muy, muy especial”, Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en un mensaje grabado.

Siempre tras los pasos de Argentina

Hombre de futbol, Macaya dice no conocer la fórmula para que México transite del lugar en que se encuentra hasta la élite del futbol mundial, como lo hizo la Albiceleste, a la que le tocó ver eliminada en la primera ronda en ese lejano Suiza 1958.

Argentina, recuerda, creía que podía superar a cualquiera y se topó con el futbol europeo. Primero perdió 3-1 con Alemania Federal; con el mismo marcador se impuso a Irlanda del Norte, pero se despidió como el peor del Grupo A tras recibir una goleada 6-1 ante Checoslovaquia. Desde entonces evolucionó hasta ser campeón del mundo en casa, en 1978.

“No sé lo que pueda hacer México, pero te puedo decir lo que hizo Argentina. En primer lugar, no subestimar, no mirar por encima del hombro, sino intentar aprender aquello que no se sabe. En aquella ocasión el futbol europeo nos dio una dura lección, y eso marcó la iniciación de un aprendizaje diferente. Se empezó a pensar que hay otros aspectos en el futbol más allá de la habilidad que tienen que ver con un resultado. Descubrir las zonas del campo, manejar estrategias, enriquecerse con el conocimiento y no limitarse.”

Desde aquel primer Mundial en el que realizó cobertura junto con unos pocos periodistas argentinos que seguían a su selección, Macaya tuvo que esperar dos décadas para verla campeona del Mundo. Era la Argentina de César Luis Menotti, con Ubaldo Fillol, Daniel Passarella y Mario Kempes.
Ocho años después, en México 1986, con Carlos Bilardo como técnico y Diego Maradona en plan de genio, volvió a tener esa alegría. A él le tocó cubrir a esa selección previo a la Copa del Mundo y la conocía bien. Recuerda que se hizo un trabajo especial con el Pelusa, no sólo físico o futbolístico, sino a nivel mental.

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Pocos como él para contar tantos y tan cercanos detalles. Autor de varios libros, entre ellos Mis Mundiales, Macaya es una enciclopedia andante del futbol y para ello tuvo que hacer sacrificios personales. “¡Muchísimos!”, lanza y ríe después cuando explica: Tengo una dedicatoria en uno de mis libros que dice ‘A mi viuda y mis huérfanos de todos los domingos’. Porque, los domingos se jugaba al futbol.”

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