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23, junio 2014 - 16:55

┃ María Vega

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POR LUIS GARCÍA OLIVO

RECIFE.-Cual enamorado, el Tricolor seguirá de la mano con sus aficionados en esta aventura mundialista y parece no tener fin.

El romance no termina aquí y Fortaleza será la siguiente sede que verá a México en su sexto octavo de final consecutivo en busca del tan anhelado quinto partido, pues de manera contundente y sin piedad firmó su pase a la siguiente ronda al derrotar 3-1 a Croacia, en una muestra de gran futbol al sobreponerse ante toda circunstancia negativa como en el caso del arbitraje.

Sin embargo, México recordó que para ganar se le debe derrotar hasta al peor enemigo y lleve consigo un silbato, pues mientras la FIFA se preocupe más por gritos extracancha, los de negro han quedado a deber y más para México a quien robaron, pero para su fortuna es que la balanza se dio gracias a los goles de un ostentoso Márquez, un elegante Guardado y un exacto Hernández, quienes aguantaron 45 minutos para echarse los tres puntos en la bolsa, unidades que ponen a México en el segundo lugar del grupo A por debajo de Brasil, quien superó por mejor diferencia de goles.

Siete puntos, segundo lugar y ahora a medirse contra el primer sembrado del sector B, Holanda, presupuesto que se pactó desde aquellas conferencias en el CAR, en donde el mismo Miguel Herrera auguró el cruce y hoy se convierte en realidad.

Llega Holanda, la historia de siempre, la de octavos, la del pasito que se busca y solamente el domingo en la cancha del Castelao de Fortaleza se disipará, pero hoy es tiempo de festejo en Recife y en nuestro querido país.

JUSTICIA DE GOLES

El romance de México con sus aficionados seguirá y seguirá para los octavos de final.

Además de competirles a once jugadores, México tuvo que hacerle frente a 12 y éste vistió de amarillo, aunque no precisamente fue brasileño, sino fue el silbante central de Uzbekistán, Ravshan Irmatov, quien no pitó una clara mano de Srna y a la postre desató la furia de los nuestros, quienes inmediatamente después vieron la justicia.

Bien por el árbitro, pues prendió la mecha mexicana, ya que después del coraje que se dio al no pitar el tremendo lance de Srna en tiro cruzado de Guardado, México ampliamente fue mejor y tiró todo su mal primer tiempo al echarse el partido y al croata en la bolsa.

Una mano fue la causante de que México amarrara su pase a los octavos de final con tremenda faena sobre Croacia en el segundo tiempo. Los Tricolores tuvieron que venir de atrás ante las circunstancias y de la mano de la justicia y el orden, encontraron el buen futbol, ese que ha impresionado a africanos, sudamericanos y hoy a europeos.

La tibieza no entró en los de Miguel Herrera y replantearon su juego, volvieron a las bases, fabricaron el futbol que les dio resultados ante Camerún y Brasil, y así se hicieron de las riendas del duelo y del rival, que preocupó en el primer tiempo, pero no tanto por su desempeño, sino porque el Tricolor no jugó a nada y solamente se conformó con un estruendoso disparo de Héctor Herrera, en uno de los peores primeros tiempos del cuadro del “Piojo”.

Afortunadamente, la cara de la moneda se dio en el complemento y los indicios iniciaron con triangulaciones entre varios del aparato ofensivo y más cuando Layún y Aguilar completamente despertaron, pues en la primera parte deambularon en la ausencia.

Así que nacieron jugadas en donde Paúl desbordó, centró y encontró el disparo de Guardado que a la postre no fue multado como disparo desde los once pasos. Enseguida Héctor Herrera intentó sorprender con gol olímpico y un croata impidió el gol sobre la línea.

El tiempo de México estaba por llegar…

Así fue, así se cantó con los disparos de Herrera y al minuto 71 Rafael Márquez se levantó por los cielos, le negó el remate a Corluka y atestó con la cabeza el primer estruendo de gol para los nuestros. Justicia de gol.

Sin perder la ruta y al ver al croata agobiado, en franco contragolpe Tricolor, Chícharo condujo, encontró pase a Oribe, quien al ver en mejor posición a Guardado le sirvió el balón y Andrés sin marca y entrando al área perforó cómodamente. El segundo estaba en las redes y la rabia desapareció.

Con el marcador, los tres puntos y el pase a los octavos, México ahora sí jugó más suelto, alegre y bajo la misma causa de su buen futbol. Layún y Aguilar ahora sí funcionaron, la media cancha sin sobresaltos y la ofensiva funcionando a cabalidad, ya que Javier Hernández fue el tercer anotador en una peinada de Rafael Márquez, quien redondeó su gran actuación.

El 3-0 era la pesadilla croata y la felicidad mexicana, Holanda se confirmaba como el siguiente rival a octavos de final, y la franca contundencia se dio después de guardar la calma y paciencia.

La siguiente fase estaba lograda, pero para la mala fortuna de los del “Piojo”, es que vieron perforada la meta de Guillermo Ochoa por medio de Ivan Perisic, pero a la postre sirvió de poco, el golpe mexicano estaba dado, el hurto quedó a un lado, el mal primer tiempo se borró y simplemente el romance seguirá, ya que la próxima cita será en Fortaleza el próximo domingo cuando México choque contra Holanda, ante las crisis del arbitraje y la importancia de temas extracancha.

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