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15, junio 2017 - 13:52

┃ Jorge Briones

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Brillar en la época de LeBron James ha sido tarea imposible para la mayoría de los astros que han llegado a la NBA durante el siglo XXI.

Tras estar en lo más alto de su reinado, al conseguir el título con los Cavaliers, su cuarto personal, para darle a la ciudad de Cleveland el primer campeonato en deportes profesionales después de 52 años, el “Rey” era el amo y señor del baloncesto mundial. Se dio el lujo de rechazar durante el verano anterior al seleccionado nacional que consiguió su tercera medalla de oro olímpica consecutiva en Río 2016. Ahí, en Brasil, en la Arena Carioca 1, se abría paso el nuevo “Rey”.

Kevin Durant fue el estandarte de un combinado estadounidense que desplegó su categoría en el máximo escenario del deporte mundial. No tuvo oposición durante el certamen. Sus virtudes ofensivas cumplían con lo que meses atrás había marcado en su camino.

Sus nueve temporadas en la NBA con el Thunder de Oklahoma, siendo el máximo anotador de la liga en cuatro ocasiones y un ocho veces “All-stars”, no le había alcanzado para levantar el anhelado Larry O’Brien. Su mano derecha aún no tenía anillos de campeón, esos que separan a las figuras de las leyendas.

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Aún con el recuerdo de la final que perdió en el 2012, justo ante el Heat de LeBron, “Durantula” optó por el camino fácil. Ese mismo que había tomado James en el 2010 cuando dejó Cleveland por Miami, uniéndose a otras súper estrellas (Dwyane Wade y Chris Bosh). Ahora lo iba a recorrer el astro originario de Washington. Aterrizó en Golden State por las próximas dos temporadas a cambio 54.3 millones de dólares, donde completó una quinteta que había conseguido la mejor temporada para una franquicia en la historia de la liga. El 73-9 y el fichaje de Kevin ponían a los Warriors en el tope de favoritos a coronarse en la temporada 2016-17.

Pero tenía un obstáculo claro e imponente: los Cavaliers de LeBron James.

Para llegar al trono tenía que destronar al “Rey”, y ese era el objetivo, el motivo por el que abandonó su querido Thunder y junto a los “Splash-brothers” tenía que desahogar su sed de revancha. En su caso de más de 1800 días.

Mientras él veía terminar sus opciones de cada año ante los Spurs de Greg Popovich o los Warriors de Stephen Curry, el astro de los ‘Cavs’ se convirtió en un sinónimo de dominio en la NBA. Ha llevado a su equipo a las finales en los últimos siete años, una nueva marca histórica, en todas como monarca de la Conferencia Este. Aunque ha perdido la serie definitiva en cinco ocasiones.

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La final anhelada en éste 2017 emparejó a los dos mejores basquetbolistas del mundo. Y ahí, en las cinco batallas de la serie, Durant se robó el show. Y lo hizo desde su trinchera. A su estilo.

En la ofensiva volvió a ser la máquina imparables de 2.06 metros, indefendible para cualquier defensivo perimetral de la liga. A su vez, descargó parte de su energía en contener a LeBron y lo hizo con autoridad. James fue superado por su rival en la mayoría de los renglones, siendo una de las principales claves para la coronación de Golden State.

A sus 28 años, “Durantula” consiguió su primer anillo de campeón. LeBron lo había ganado a los 27, pero en la NBA, al menos hasta el final de la próxima temporada, Kevin Durant es el nuevo “Rey”.