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PARÍS 2024

Minuto 45. Teodoro Cano

Itzel Ubiarco

19, febrero 2015 - 11:23

19 febrero 2015. Teodoro Cano

NUEVAMENTE han señalado al jugador del Guadalajara, Carlos Fierro como un tramposo “clavadista”, lo cual nos parece injusto que se ensañen con un joven que es una promesa no sólo del Guadalajara sino del futbol mexicano. Es cierto que en el partido de la jornada cuatro frente a Pachuca hubo una acción en la que el delantero de las Chivas entró veloz al área y llegó con fuerza Mosquera que lo rozó ligeramente y fue claro que se dejo caer, el árbitro Luis Enrique Santander señaló la pena máxima con la que ganó el Rebaño Sagrado 1-0.
La Comisión Disciplinaria consideró que hubo engaño al árbitro y Fierro fue suspendido, además de que su club lo sancionó y lo mandó al equipo Sub-20. Carlos reapareció en la Copa MX en el partido que su equipo ganó por 1-0 ante Lobos BUAP, por un penalti que señaló el silbante Alan Monroy que apreció como el delantero del Guadalajara iba velozmente en busca del gol, pero llegó por atrás Roberto Carlos Juárez que alcanzó a tocar el pie derecho que provocó que se tropezara Fierro en un penalti claro, sobre todo si tomamos en cuenta que el árbitro seguía de cerca la acción.
Por esa jugada, que finalmente le dio el triunfo a las Chivas debido a que Aldo de Nigris ejecutó muy bien la pena máxima, ahora se vuelve a decir que el triunfo fue debido a una acción polémica y sembrar la duda de que fue otro clavado. Carlos Fierro seguramente aprendió la lección, el castigo de la Comisión Disciplinaria y el de su club seguro que lo hicieron reaccionar y en esta oportunidad no hubo duda en el penalti que le cometieron. Ahora Carlos vive ese momento del hombre que “mató a un perro y lo tachan de mataperros”.
Lo que sucede en la actualidad es que los partidos del Guadalajara se les ve con lupa para encontrar el mínimo detalle para señalar que se le ayuda para lograr su salvación, lo cual tampoco es cierto si tomamos en cuenta que en el partido del domingo pasado un error del árbitro Roberto García Orozco perjudicó al Rebaño Sagrado al marcar una falta inexistente de Giovanni Hernández que remató de cabeza para conseguir un gol legítimo.
Definitivamente no existe ninguna campaña ni a favor del Guadalajara ni en contra de los equipos que luchan por no descender, en este caso UdeG, Puebla y Veracruz. El equipo que va a descender será por lo que han dejado de realizar en los últimos tres torneos, y que se les presenta la última oportunidad en el Clausura 2015 en la que ya han desperdiciado seis jornadas; sin embargo aun tienen once por delante para lograr su salvación, pero tendrá que ser con esfuerzo propio y concentrados plenamente los 90 minutos, van a ser “once finales” en las que ya no pueden perder puntos. En sus manos está el poder alejarse del fantasma del descenso.
Con esa misma concentración, los árbitros deberán entrar a la cancha después de sacudirse la presión, estar cerca de la jugada con el auxilio de sus asistentes para evitar esas fallas que en varias oportunidades se han reflejado en el marcador. El silbante que no se sienta plenamente seguro de que va a actuar con una coraza de hierro, que no le va a afectar la presión del equipo local, que no deberá tomar en cuenta si se trata de equipos que luchan por no descender, o que luchan por estar entre los ocho mejores.
Seguramente usted pensará que les pedimos mucho a los árbitros, pero todo lo que mencionamos y muchas cosas más son en las que están trabajando Edgardo Codesal y sus colaboradores, una misión que no ha sido fácil en su inicio, pero que seguramente se logrará llegar a la meta, contar con un grupo de silbantes a los que no les van a temblar las piernas en cada partido, que tendrán el temple y la capacidad más que suficiente para salir a flote de sus compromisos que serán difíciles, pero a todo ese tipo de situaciones serán las que tengan que superar.
Se podrá decir que en este momento el arbitraje está en una transición, en pleno torneo han tenido que sacudirse todas las instrucciones que les daban antes para que le dieran fluidez a los partidos y que hubiera un buen espectáculo y meterse de lleno a ser auténtico silbante apegado a las reglas y pitar con energía. En una ocasión, el maestro del arbitraje Arturo Yamasaki, que en paz descanse, nos comentaba que el árbitro debe sentir el partido, silbar de acuerdo a como se presentan las acciones, si los jugadores comienzan a jugar rebasando esa línea de la dureza con la rudeza, en esos momentos “silbar lo más fuerte posible, con energía para hacerles sentir a los jugadores que está molesto con su actitud”. Lógicamente esto no se ha logrado aún, pero estamos seguros que se está por el buen camino.