Hay pocas certezas en el deporte, como ver a Rafael Nadal ganar un partido sobre polvo de ladrillo. Da igual el contexto en que se presente.

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El tenista español, de 37 años, no disputaba un partido desde hace poco más de tres meses. Lo hizo con la categoría que lo caracteriza, cobijado por el cariño de su público en el ATP 500 de Barcelona. Nadal se llevó un triunfo convincente por 6-2 y 6-3 sobre el italiano Flavio Cobolli.

Las lesiones afectaron el calendario de Rafa en las últimas temporadas, tanto que tuvieron que pasar 681 días para que volviera a estar en su territorio favorito. Fiel a su costumbre, se devoró a su rival en pista.

Y es que ganarle un punto a Nadal sobre arcilla, se convierte en todo un desafío. Incluso en los turnos al saque de sus oponentes, que ven regresar todas las bolas desde el otro lado de la red.

Justamente en la pista que lleva su nombre, en la Pista Rafa Nadal, el mallorquín dejó una grata exhibición al acabar con un 78% de efectividad con el primer servicio y concretar cuatro de las 10 oportunidades de quiebre que dispuso. El cómodo resultado lo logró con todo y que no estuvo del todo fino en el saque, donde no logró ningún ‘ace’ y cometió tres dobles faltas.

Nadal volvió a sonreír y lo hizo frente a su fanaticada en Barcelona.

Ante Cobolli, el ganador de 22 títulos de Grand Slam consiguió su victoria número 67 en el torneo Conde de Godó y la #475 sobre tierra batida.

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El valor aumenta cuando enfrente tenía al actual número 62 del mundo. Un jugador que suele desempeñarse en buena forma sobre la arcilla, y todo en apenas una hora y 25 minutos de juego.