El canto se escuchó en todo Querétaro. Gallos no tuvo piedad del tibio Atlético de San Luis. El equipo de Mauro Gerk mostró su mejor encuentro ante uno de sus máximos rivales y terminó por pegarle, 4-1, en una Corregidora que se entregó por completo.

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Pablo Barrera fue el protagonista del encuentro. El Dinamita marcó en par de ocasiones y asistió al juvenil Ettson Ayón para el cuarto de la noche. Los tuneros respondieron con un gol de Javier Güémez, pero la losa fue demasiado pesada para una escuadra rojiblanca que fue protagonista el campeonato pasado y ahora no la ha pasado bien.

El sonido del Gallo se escuchó desde temprano. La línea de cinco que Leal planteó no funcionó. Chávez, Silva, el Cata, Bilbao y Sanabria no se acomodaron y la pagaron caro. Sosa peleó en la salida, recuperó la pelota con la complacencia del central español, sólo para definir ante un Andrés Sánchez que nada pudo hacer.

El show de Pablito Barrera comenzó. Un pase filtrado que dejó solito a Sosa, fue la asistencia perfecta para el ex de los Pumas. El Dinamita quedó frente a Sánchez, con su experiencia, tocó por encima del arquero para el segundo de la noche.

A la vuelta del descanso, Querétaro no dejó de atacar. Omar Mendoza escapó por la derecha, Damm, entrado en el primer lapso, lo derribó… ¡Penalti!

El encargado fue Pablito. Barrera tomó el esférico y con su experiencia clareó a Sánchez, quien nada pudo hacer ante el certero derechazo que salió de la pierna del nacido en la Cantera.

QUERÉTARO SORPRENDIÓ AL ATLÉTICO SAN LUIS

La esperanza llegó desde un tiro libre. Güémez aprovechó la mala colocación de la barrera en un tiro libre y coló el esférico en un hueco que por fin venció a Guillermo Allison.

Ettson Ayón se engalló al final. Asistido por el capitán de los Gallos, entró al área y disparó. Domínguez desvió la pelota sin saber que Sánchez no podría sacarla. Con la desesperación del arquero, las piolas se movieron por cuarta vez.

No hubo más en La Corregidora, Querétaro cantó alto frente a un Atlético de San Luis desconocido. ¡Kikiriki!