Antes de crear su legado en la portería del Atlante y de la propia Selección Mexicana de Futbol, Félix Fernández intentó seguir los pasos de su madre en el ‘deporte blanco’, pues quiso ser tenista profesional.

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Félix Fernández nació con raqueta en mano, pues su madre era tenista. Durante su niñez fue testigo de las hazañas en pista conseguidas por su madre Carmen Cristlieb, quien falleció el mes pasado y no pudo recibir su reconocimiento como una de las inducidas al Salón de la Fama del tenis mexicano en su tercera generación.

“Me da mucha nostalgia que se recuerde la etapa dorada del tenis mexicano. Mi madre murió el 2 de noviembre, fue una persona muy dedicada al tenis, campeona nacional, medallista en Centroamericanos. A sus 10 hijos nos dejó la disciplina de un deporte”, recordó el también comentarista de televisión mientras portaba entre sus brazos el reconocimiento de su Carmelita.

El tenis le dejó las bases para ser exitoso en el balompié: “Es un deporte que me sirvió mucho para ser portero. Intenté ser tenista, jugué los circuitos juveniles hasta los 18 años. También tuve una beca en Estados Unidos, pero yo lo que quería era representar a mi país en algún momento y con el tenis iba a ser imposible, por eso me fui al futbol”.

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Félix, de 56 años, construyó una gran carrera en el futbol con 15 años de carrera y donde conquistó el título de la Liga MX en la temporada 1992-1993.