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21, noviembre 2023 - 22:45

┃ Rubén Beristáin

El estadio tuvo que recurrir a diversos métodos para eevitar la suspensión del encuentro / Foto: Erik Estrella

Lamentable. El grito homofóbico apareció en el Coloso de Santa Úrsula en el partido entre México y Honduras. La afición tricolor hizo su propio juego en las gradas del inmueble y casi al final del primer tiempo, esa famosa palabra prohibida de cuatro letras, y que le ha causado tantos problemas a la Federación Mexicana de Futbol, retumbó con fuerza, aunque no fue sancionada.

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En los primeros despejes del portero Edrick Menjívar, el sonido local empezó con una tonada al estilo mexicano con tambores y cánticos que podría disfrazar cualquier intento de grito. Todo parecía normal. Fue al minuto 37 cuando finalmente apareció después de que el guardián del Olímpia de Honduras acusara un golpe que lo dejó tumbado por varios minutos en el terreno de juego. En cuanto se repuso y logró levantarse, apareció el mencionado cántico “Ohhhhh, Salta con el Tricolor, Olé, Olé, Salta con el Tricolor, Olé, Olé”, que se repitió por varias ocasiones y que sólo disfrazó el grito en el momento de su despeje, aunque sí pudo percibirse en el inmueble. Incluso el cancerbero visitante levantó los brazos en señal de protesta, pero el silbante salvadoreño Iván Barton ni se inmutó y siguió con las acciones.

En el complemento se repitió. Después de tantas fallas mexicanas, los seguidores empezaron a desesperarse. Su forma de demostrarlo fue con el grito en dos ocasiones más, en el minuto 74 y de nueva cuenta al minuto 79. Sobre todo el último fue el que más se escucho a pesar de los intentos fallidos de disfrazarlo.

EL CENTRAL NO DETUVO EL JUEGO

El árbitro tampoco detuvo el juego, pero el sonido local lanzó advertencia ante la necedad de los mexicanos. “Este es un importante aviso, el juego se puede suspender por conductas discriminatorias por parte de las autoridades. La discriminación no será tolerada. Si esto continúa el juego podría darse por terminado”, lo cual fue recibido con rechiflas y mentadas por parte de los más de 70 mil aficionados que estuvieron presentes en el Azteca.

El grito siguió y la dinámica cambió. Ya no hubo tambores. Pero en su lugar apareció el Cielito Lindo, el “Si se puede, Si se puede“. Y hasta la voz local con el “México, México, México”, que tampoco pudo disimular el grito, el cual, nunca fue castigado por el árbitro.

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El juego nunca se detuvo, el protocolo tampoco apareció, pero el grito sonó siete veces y fue más que evidente en el Coloso de Santa Úrsula.