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Mira

8, octubre 2022 - 21:22

┃ Javier Juárez

La afición castigó al Azul y llegó en poco número al Azteca. Foto: Luis Garduño

Cruz Azul jugó en casa la repesca, pero el ambiente no fue de fiesta. Pudo ser el horario, el frío o simplemente la reconciliación entre los fanáticos celestes y su club no está arreglada. Meses atrás se pelearon, se gritaron, incluso hubo insultos afuera de La Noria para sus jugadores. Eso pudo dejar rencillas. La Máquina enderezó el rumbo, hiló triunfos y se metió a la repesca. Todo eso contentó a medias a su gente.

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Un juego de repechaje, en casa, contra León, era para que los aficionados abarrotaran el Estadio Azteca o al menos llenaran la mitad del lugar, eso no pasó. No faltaron los que alentaron, los que están en todo el torneo, pero no se respiró un ambiente de fase final. Los aficionados cementeros están hechos a prueba de todo, soportaron burlas 23 años tras no tener un título de liga, pero son exigentes.

El encuentro fue de noche, demasiado, el clima tampoco no cooperó, no hubo lluvia como a mitad de semana, pero el ambiente fue helado.

Muchos aficionados se esperaron hasta el último momento para comprar sus boletos. La fila en ambos accesos del estadio fue larga. Eso provocó que las gradas tardaran en verse pobladas.

Las camisetas azules se observaron por varios lados, chamarras celestes, gorros, todo lo necesario para sentir calor. Hubo gente, sin embargo, faltaron más porras, cánticos, tambores.

LEÓN LE PUSO SABOR AL AZTECA

Entre los cientos de seguidores cementeros también aparecieron playeras verdes, León suele llevar a mucha gente al Estadio Azteca, esta ocasión no fueron los grandes grupos, pero los que fueron se encargaron de ponerle su tono al estadio.

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El primer autobús que pasó fue el de los esmeraldas, los leoneses recibieron insultos, lógico.
Nueve minutos después se asomó el camión cementero, todos los que chiflaron antes, ahora gritaron y le cantaron a su equipo.

La gente que asistió también aprovechó para comer, tacos de canasta, pizzas, tacos de pastor, lo que fuera para calmar el hambre y aguantar todo el juego.

Los aficionados le dieron vida a las butacas, no la esperada, pero la necesaria. El juego de luces de colores en el estadio levantó el ánimo de los presentes.

Cruz Azul jugó la repesca en casa, sin embargo, no con el alboroto deseado.

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