Laura Sandoval quería ser una estudiante como la mayoría de las personas que aspiran a tener una licenciatura, sin embargo, algunas complicaciones, inconvenientes, en el estudio le impidieron ingresar de inmediato a la Universidad, eso le generó frustración, fue el primer golpe importante que recibió en plena juventud, a sus 18 años.

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Por lo anterior bien pudo tomar un mal camino, pero se refugió, con el respaldo de su padre Juan Sandoval, en las carreras, comenzó en 5K, 10K, no obstante, siempre quería más y más hasta alcanzar a correr un Maratón. Siempre tuvo el objetivo de competir en la prueba más exigente del atletismo en Nueva York, donde precisamente corrió su papá justo en el año en el nació.

“Muchas veces cuando uno tiene cierta edad tienes el conflicto de que vas a hacer con tu vida, con tu futuro, en ese momento necesitas ese escape por esa frustración que se genera. Pudo haber dos vertientes, el camino medianamente bueno y otro que pudo ser todo lo contrario, y en este sentido el deporte se convirtió en ese escape para encontrarme conmigo misma para salir adelante”, indicó la atleta al Diario de los Deportistas.

Laura Sandoval descubrió que el correr era el camino perfecto, de a poco se enamoró de competir en Maratones hasta que se volvió un vicio y como tal suele ser malo, aunque parezca cero dañino. En noviembre de 2014 ese afán de correr y correr casi le propicia dejar de caminar y quedar postrada en una silla de ruedas, por fortuna pudo superar ese segundo golpe de su vida.

“En esa idea de que nosotros siempre estamos buscando algo más, siempre queremos más como seres humanos, no encontramos la satisfacción, siempre queremos más kilómetros y esta parte del entrenamiento se convierte en eso y no te das cuenta de cómo te puedes afectar a ti mismo. A veces no escuchamos a nuestro cuerpo, no estamos conscientes que a veces lo que creemos que es saludable a lo mejor no lo es tanto y así me pasó a mí”.

Indicó que “estaba entrenando para un Maratón, estaba corriendo alrededor de 70, 80 kilómetros a la semana, casi 300 kilómetros al mes y eso por cuatro meses era una exigencia muy importante, se llaman fracturas por estrés que pueden ocurrir a personas que hacen mucho deporte que es de repetición, te exige mucho el tema. Me sucedió en la cadera, le puede ocurrir a hombres y mujeres pero las mujeres son más propensas por la parte de la descalcificación o un problema hormonal a alguien le puede ocurrir y tuve la mala fortuna que me pasara a mí y sí medicamente los huesos se alimentan de nutrientes, se rompe el conducto, existía la posibilidad de que el tejido estaría destrozado y se tuviera que cortar, era una situación compleja con 27 años y mi sueño más grande es que yo crecí viendo posters del Maratón de Nueva York, que mi papá tuvo la dicha de ir el año que yo nací”.

La hoy diseñadora gráfica y maestra en la FES Aragón, admitió que esa lesión “si te crea una frustración, un desdén muy triste de cómo no voy a poder hacerlo si esto de las carreras me hace una persona constante. No es pensar en la muerte, pero me dije ‘como voy a hacer mi vida, yo tengo planes, yo tengo metas, retos, quiero conquistar esto, hacer más’”.

Después de estar postrada en un sillón, utilizar silla de ruedas, una andadera y un bastón, corrió sus primeros cinco kilómetros incluso con un apoyo y fue cuando se dio cuenta que estaba lista para regresar a las carreras y convertir su sueño en realidad, “El 6 noviembre de 2016 corrí en Nueva York. Cumplir con los 42 kilómetros de la Gran Manzana, llegar a esa meta tan esperada, costosa en tiempo, salud y muchas cosas y al final decir ‘esa medalla es mía’, nadie me la va a quitar con esa ilusión de sí se pudo”.

Entendió que con ese golpe de casi no caminar a cumplir su sueño de correr uno de los Maratones más sobresalientes la vida le dio “otra oportunidad, a lo mejor hay cosas que uno hace mal y viene este correctivo para valorar esto. La medalla no me la quería quitar para nada, ni para bañarme y demostré que no hay imposibles, es el símbolo que puedes rendir”.

Dicha vivencia y su gusto por el comic y el Cosplay la llevó a convertirse en la Wonder Woman Mexicana, como le dicen sus más allegados.

“Debo regresar algo a la vida bajo este estandarte de la Mujer Maravilla y los valores de este personaje, comencé a involucrarme en causas sociales, llevar esta alegría, esta luz, luego que tuve penumbra en mi vida, decidí a apoyar de una manera más distinta, apoyar a papás, a niños, compartir, regalar lo más caro y valioso que es el tiempo”, señaló la constante corredora del Maratón de la Ciudad de México, quien suele lucir su Cosplay de la Mujer Maravilla pero en esta edición 2022 también lo hará ataviada de una playera de la Fundación AMANC.

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