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12, diciembre 2021 - 10:11

┃ Marysol Fragoso

Vicente Fernandez

Marysol Fragoso

Foto: David Leah

Era el 15 de septiembre de 1984. La Monumental Plaza de Toros México en ese entonces con capacidad para 45 mil aficionados se encontraba repleta, pues en el ruedo se habían colocado sillas y lograron entrar 54 mil personas con boleto pagado.

El silencio que reinaba en ese instante se rompió cuando el productor y locutor Gustavo Alvite tomó el micrófono y por las bocinas se escuchó su inconfundible voz al pronunciar las siguientes palabras: “Señoras y Señores, con ustedes, el hombre de Huentitán, el número uno: ¡Vicente Fernández! El pueblo lo recibe en el escenario que lleva el nombre de la Patria: La Plaza México!”.

El estruendo de las voces y de los aplausos fue de tal magnitud atronadora que ya fue imposible continuar escuchando lo que decía el anunciador y amigo del intérprete. Tras recorrer el escenario circular, Vicente se arrancó a cantar la canción “No me sé rajar”, fue el primero de los treinta temas que interpretó.

Con ello, marcó un hito en la historia de la música ranchera. “Chente” Fernández, como cariñosamente le decía la gente sencilla de México, nació el 17 de febrero de 1940 en el pueblo de Huentitán El Alto, Jalisco y desde que tenía seis años, soñó con convertirse en cantante.

Aquél 15 de septiembre reunió tanto a los representantes más granados de la sociedad del país, como a miles de personas que cantaron sus temas en los camiones, en las cocinas de las casas, en Garibaldi o hasta en las embajadas del extranjero.

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Lo que parecía la culminación de una trayectoria, que había tomado altos vuelos, a partir de que grabó la popular película “La Ley del Monte“, en realidad no hacía más que iniciar otra etapa que lo mantiene vigente hasta nuestros días.

Aquél concierto en la Plaza México se trató de una actuación gratuita tanto de Vicente Fernández como del Mariachi Juvenil Azteca, por lo que lo recaudado en taquilla se destinó a orfanatos y casas de retiro para ancianos que en aquél entonces formaban parte de la red de gobierno de la capital, entonces llamada Distrito Federal. Además, el equipo de audio fue prestado por diversas estaciones de radio y de televisión; es decir fue una suma de esfuerzos.

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El éxito obligaba a que presentara un disco grabado en directo, sin embargo, eso no ocurrió sino hasta tiempo después, con un acetato y luego, hasta 2010, con la aparición de un CD, que incluyó una docena de los temas que don Vicente Fernández interpretó en 1984. Hasta la fecha, no ha habido otro intérprete capaz de llenar el coso taurino más grande del mundo a esa capacidad.

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