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19, agosto 2019 - 16:50

┃ EFE

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CRÓNICA

El Manchester United perdió la oportunidad de situarse como nuevo líder de la Liga inglesa, tras ser incapaz de pasar del empate (1-1) en su visita al campo del Wolverhampton, en un encuentro en el que el francés Paul Pogba desperdició en la segunda mitad una pena máxima que hubiera podido conceder el triunfo a los “diablos rojos”

Había curiosidad por saber si la contundente victoria (4-0) sobre el Chelsea con la que el United arrancó la temporada fue un mero espejismo o sí de verdad los de Ole Gunnar Solskjaer están dispuestos a escapar de la intrascendencia en la que han vivido instalados en las últimas campañas.

Y para ello qué mejor rival que el Wolverhampton, un equipo que la pasada campaña se convirtió en un auténtico dolor de muelas para los “diablos rojos”, que no fueron capaces de ganar ninguno de los tres partidos -dos derrotas y un empate- en los que se enfrentaron con los de Nuno Espirito Santo.

El gusto de los “wolves” por ceder la iniciativa al rival en espera de aprovechar el más mínimo fallo, no parecía de partida el mejor escenario posible para el Manchester United, un equipo que necesita de espacios para explotar la velocidad de sus futbolistas.

Pero si el United, que monopolizó desde el inicio la posesión del balón, demostró que lo suyo no es manejarse en espacios reducidos, dada la previsibilidad y lentitud de la que dota a la circulación de balón, todo cambia cuando el balón llega a jugadores como Marcus Rashford o el francés Anthony Martial.

Una diferencia de velocidad que no tardó en rendir frutos al Manchester United, ya que si bien Martial no llegó a los 18 minutos por centímetros a un centro de Rashford, nueve más tarde, en el 27, internacional galo no desaprovechó un nuevo pase del “10” del United para firmar el 0-1.

Anthony Martial culminó una bonita combinación entre Jesse Lingard y Marcus Rashford, que asistió con precisión para la llegada al interior del área del delantero francés, que resolvió con un violento zurdazo.

Gol que pareció descolocar por completo al Wolverhampton, incapaz de variar su plan inicial de juego, pese a que el marcador adverso le requería una mayor vocación ofensiva.

Un paso adelante que los locales lograron dar con la salida al inicio de la segunda mitad del jugador de origen español Adama Traoré, que revolucionó la contienda con su juego vertical e incisivo.

Enganchado a la velocidad de Traoré, el Wolverhampton logró hacerse el dueño del encuentro, sometiendo al United a un inesperado asedio, que acabó propiciando la igualada (1-1) del conjunto local con un espectacular tanto desde fuera del área del portugués Ruben Neves.

Un empate que pareció rebajar las revoluciones de los “wolves”, lo que permitió revivir al Manchester United, un error que a punto estuvo de costarle muy caro a los de Nuno Espirito Santo.

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De hecho, los de Ole Gunnar Solskjaer pudieron llevarse los tres puntos del Molineux Stadium con un lanzamiento de penalti de Paul Pogba a los 68 minutos de juego.

Pero la estrella francesa, que había sido el encargado de provocar la pena máxima, no fue capaz de batir al cancerbero portugués Rui Patricio, que con su parada condenó al Manchester United a un empate (1-1) que impidió a los “diablos rojos” situarse en la primera posición de la tabla.

RESUMEN

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