15, enero 2017 - 23:16
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MOROLEÓN, Gto.- Cuando la fiesta se vive como la tarde de este domingo, el toreo brilla más allá de lo inimaginable; es así como siempre debiera ser: toreo a plenitud. Esta tarde quedará enmarcada en letras de oro, será recordada por todo el tiempo; tarde de toreros excelsos y toros extraordinarios. Se lidiaron cuatro astados de Carranco, de mucha clase; pero sin duda fueron los mejores el segundo y el cuarto de Pepe Garfias, hierro que volvió a la senda triunfal al ser indultado el séptimo de nombre Gambuzino, número 9. Sobresalió el que abrió plaza y cumplió el resto. La plaza Alberto Balderas se llenó a tope.
MAGISTRAL RECONOCIMIENTO
El maestro Eulalio López “Zotoluco” tuvo una despedida verdaderamente sentida, de gran figura del toreo. Le cortó la oreja al primero de su lote, que mató soberbiamente previo recibimiento de dos largas cambiadas de hinojos, para luego ejecutar una sinfonía de oficio y sapiencia con la muleta, brillando la solera y maestría de este catedrático y yendo a más su trasteo ante el astado de Pepe Garfias. Despachó haciendo alarde de su titulo.
Y en el de la despedida, nuevamente, dio una cátedra del bien torear, simplemente estuvo magistral de la A a la Z, para cortar otra oreja. Se despidió la figura con un toro de Carranco llamado Volver, Volver, con una faena de gran reposo, de tiempos y distancias más que entendidas. Estos fueron los argumentos ante un toro de clase desmedida que había que llevarle templado y con la muleta a media altura. Se gustó el chintololo, se entregó y apretó al final; se escuchando los gritos de ¡torero, torero! Media estocada en gran sitio y el juez le entregó una oreja. La gente pidió la segunda con gran bronca por no otorgarla. Nuevamente un juez quiso ganar protagonismo. A estas alturas, el premio que sea, no es ni se acerca al reconocimiento que ayer el público de Moroleón le entregó al maestro. Cabe destacar que Sebastián Castella, así como Luis David Adame, brindaron al maestro una de sus faenas.
DE TERCIOPELO
Sebastian Castella, estuvo extraordinario, consiguió dos faenas de figura grande. Destacó por mucho la de su segundo, porque tuvo muchísimo mérito ante un toro que empezó desparramando la vista, pero que el francés tuvo manera enseñarle la vereda. Le hizo una gran faena estando por encima. Estocadón hasta la bola y le fueron otorgadas dos orejas, más una de su primero al que también le acarició el toreo, sobretodo en una serie de verónicas inconmensurables, lentas y de manos bajas.
FIGURA GRANDE
Diego Silveti tuvo una tarde redonda, Le cortó la oreja al primero por una faena de entrega total, tanto de él como de la gente. Y solo cortó una oreja porque el puntillero levanto al toro dos veces y tuvo que descabellar.
El clímax total fue en el séptimo, un gran toro de clase, de alegría y que humilló soberbiamente en la muleta de Diego. El torero de dinastía se abandonó, simplemente estuvo cumbre; ligó pases con ambas manos, bien ceñido y gustándose al máximo, aderezados los muletazos con molinetes, trincherillas y toreo por alto.
Para entonces la locura en el tendido estuvo desatada y cuando Diego se dispuso a matarlo, la gente no se lo permitió, hasta que por el clamor popular el juez terminó por perdonarle la vida a Gambuzino, de Pepe Garfias.
Orejas y rabo simbólicas y dos vueltas al ruedo con el público extasiado, reconocimiento que compartió en compañía de Santiago y Pepe Garfias hijo.
ENTREGA ABSOLUTA
Por su parte, Luis David Adame, ante su primer toro de carranco, faena completa con capa y muleta, bien entonado y dueño de los terrenos, destacando por el pitón derecho. Falló con el acero, por lo que todo quedó en una carretada de aplausos.
Ante el sexto de la tarde, de Pepe Garfias, que fue incierto y rajado, no tuvo tela Luis David para hacer el toreo que gusta, pero dejó sensaciones grandiosas con la capa. Con la muleta siempre estuvo empeñoso; se fue tras la espada, que fue de lentos efectos. Todo concluyó en otra cascada de aplausos.