Durante 17 días, los Juegos Olímpicos de París 2024 hicieron historia, dejando a sus atletas y a millones de espectadores con momentos inolvidables. Marcaron un nuevo inicio en la historia, siendo los primeros Olímpicos donde hubo mayor aproximación a la paridad de género en la participación de atletas con 49% mujeres y 51% hombres. Asimismo, por primera vez hubo salas de lactancia y guarderías, lo que permite que sean más mujeres y menos barreras las que forman parte de la justa veraniega.

Conocimos historias y mujeres que trascienden más allá de su disciplina y de sus increíbles participaciones. Katie Ledecky, dominó la alberca, logrando empatar las nueve preseas doradas a Larisa Latynina. Nos cautivamos con Simone Biles, quien nos enseñó el poder de priorizar nuestra salud mental, para regresar tres años después y liderar en lo absoluto la gimnasia artística.
En el atletismo presenciamos a Thea LaFond y a Julien Alfred ganar las primeras medallas de oro en la historia para Dominica y Santa Lucía, respectivamente. Sifan Hassan recorrió 62,195 km en total, coronándose con el oro en el maratón y subiéndose al pódium llena de orgullo con su hija, a pesar de que estuviera prohibido por el país anfitrión.

Sin embargo, fuimos testigos de la rápida exposición de las mujeres a la violencia digital, donde los medios explotaron en discursos de ataques de género hacia la boxeadora argelina Imane Khelif. Su caso, abrió nuevas conversaciones y esferas de análisis sobre la profundidad de los paradigmas sesgados y la desinformación que existe sobre las mujeres y sus cuerpos en la práctica deportiva. Pero, Imane venció a los medios y a sus oponentes, colocándose la medalla de oro de los 66 kg femenil.

Nuestras mujeres latinoamericanas también escribieron historia. Prisca Awiti ganó plata en judo, siendo la primera medalla en la disciplina para México. El oro obtenido por la tiradora guatemalteca Adriana Ruano fue el primer galardón de oro para su país. Al igual que Francisca Crovetto, quien tuvo una impecable participación en skeet femenino y ganó la primera presea dorada de una mujer para Chile.

Dondequiera que tuviéramos la mirada, las mujeres estaban deslumbrando. Desde los increíbles bloqueos en las canchas de voleibol; la solidaridad mostrada entre las contrincantes en el bádminton; las sorprendentes mujeres de rugby 7 desafiando estereotipos del cuerpo deportivo femenino y rompiendo el récord mundial de asistencia a un juego de rugby femenil. En la cancha de hockey sobre césped, las jugadoras y porteras nos tenían al borde del asiento; mientras que, en los estadios de fútbol, teníamos la participación histórica de la brasileña Marta Vieira da Silva en sus sextos juegos olímpicos, y una emocionante final contra las estadounidenses campeonas del torneo.

Las mujeres en natación artística demostraron su fortaleza para contarnos historias desde el agua con rutinas espectaculares. Las experiencias de nuestras nadadoras mexicanas hicieron aún más especial su participación en estos olímpicos, manteniendo viva la conversación sobre los desafíos que enfrentan las y los atletas para recibir apoyo, no solo a nivel profesional, sino desde las etapas de desarrollo. Nos recordaron que el éxito de los deportistas alrededor del mundo es posible gracias al respaldo de sus familias, de sus comunidades, y de la visibilización que los medios les otorgan.