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Coronavirus y deporte. José Ángel Rueda
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José Ángel Rueda

5, agosto 2020 - 8:07

Coronavirus y deporte

La fotografía más vista de Iker Casillas
Por José Ángel Rueda

Apenas me desperté y vi la imagen en todos lados. No siempre la misma imagen, por supuesto, pero sí la misma secuencia. Cada segundo de ese momento retratado para la eternidad. Desde distintos ángulos, siempre se le ve a Iker Casillas recostado a su izquierda. Supuestamente vencido, aunque reservando de últimas una esperanza guardada en su pierna derecha, que servía, a su modo, como otro brazo en la búsqueda del milagro. Sorprende, que estos tiempos en los que el video le ha ganado la partida a la fotografía, sea precisamente una foto la que más se vio ayer, cuando Casillas anunció un retiro previamente concebido.

Lo más fácil habría sido reproducir el video. Observar cómo Sneijder filtró un balón imposible. Cómo Piqué se quedó corto en el rechace. Cómo Arjen Robben le ganó la carrera a un fundido Capdevilla. Cómo el holandés se perdió ante la figura inmensa de Casillas, que atinó apenas a levantar la pierna para hacer la salvada más importante de su vida. Cómo Robben se llevó las manos a la cara, ya derrotado, con las rodillas en el césped cuando vio que la pelota se escaba apenas. Hubiera sido más fácil ver el video, abandonarse a la acción completa, aunque es cierto que el video no deja de ser un poco efímero, porque hay que repetirlo varias veces para ver el momento cumbre. En cambio la foto, esa foto repetida, tiene el valor de lo perdurable, la violencia del espacio que Robben no vio y que Casillas cubrió con un velo invisible. Luego las lágrimas del portero cuando todo ya era verdad.

No es fácil, sin embargo, encontrar una foto que defina una carrera, mucho menos cuando se trata de un portero como Iker Casillas, acostumbrado a coleccionar postales en cada partido. Esas postales de los arqueros que tienen algo de siniestras, porque van en contra de la ilusión del gol, como esos seres solitarios dedicados a ahogar los festejos. La de aquella noche en Johannesburgo corresponde al mundo de los sueños, los que se cumplieron, los de los españoles, y los que se rompieron, los de los holandeses.

El retiro de Iker Casillas fue anunciado apenas ayer, aunque es cierto que el arquero colgó los guantes desde hace ya mucho tiempo, era solo cosa de confirmarlo. Hay algo de dramático en Iker, porque su despedida no llegó cuando él hubiera querido, sino cuando su cuerpo súbitamente le pidió un respiro en forma de un pinchazo en el corazón, lo cual no deja de ser representativo, y que lo condenó al exilio de las propias canchas. Si por él fuera seguiría parado ahí, debajo del marco, pero no había porque arriesgar la vida si ya todo estaba hecho.

Lo súbito, que no avisa, que se produce de pronto, sin preparación ni aviso, dice el diccionario. Como una muerte repentina, o como una pandemia que de golpe detiene todo lo que antes suponíamos eterno. La entereza de Casillas para afrontar la melancolía de lo súbito debe de ser un ejemplo para todos los que en ocasiones no encontramos consuelo en la afanosa búsqueda de la normalidad. Hay cosas más importantes que lo inmediato.

EL DATO
PALMARÉS DE ENSUEÑO

El exitoso guardameta español tiene en sus vitrinas tres Champions League con el Madrid y un Mundial con España.