La lucha libre ni siquiera figuraba por su mente como una posibilidad laboral, es más, ni siquiera le gustaban, a pesar de que su padre, su hermano y su abuelo son luchadores. Aeroqueen soñaba con dedicarse a alguna rama de la medicina o enfermería, pero algo cambió luego de algunos entrenamientos.

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Cuando la joven gladiadora se acercó al deporte de los costalazos lo hizo simplemente para bajar de peso, sin embargo, lo rudo de los entrenamientos provocaron que se lastimara y ahí tuvo que tomar la decisión. “Mi papá habló conmigo y me dijo que si no era lo que quería no entrenara”.

Para ese momento, Genaro Contreras, su padre, ya le había mandado a hacer un equipo, así que todo parecía encaminado a que pronto debutaría y así fue. Aunque su primer combate luchístico no estaba planeado.

“En una función privada que hizo en pandemia llevaba la máscara. Me convencieron de subirme, yo no estaba programada ni nada. Ellos ya estaban subiendo al ring y yo estaba cambiándome. Creo que es la primera experiencia que tengo ya como luchadora, me sirvió para no tener nervios, fue así que de una”, relató para ESTO.

A pesar de su juventud, la gladiadora compartió que no siente que dedicarse de lleno al deporte profesional y a la disciplina sea un sacrificio.

“Para mí una fiesta o todo eso no, no me gusta, no es lo mío”, expresó la gladiadora que debutó a los 17 años y medio y lleva dos años en la lucha libre.

AEROQUEEN CONFESÓ QUE LA GENTE LA COHÍBE

Aeroqueen confesó que su debut le ayudó a ir lidiando con la gente, pues tener al público gritándole es algo que la cohíbe un poco.

“Siento que me gustó que haya sido en pandemia, porque la gente siempre cohíbe, aunque esté contigo. Que haya sido en un lugar con gente que yo conocía me ayudó a no tener pena, nervios o nada”, expresó.

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“Como que fue poco a poco, porque cada vez iban dejando entrar más gente. No fue que de una llegar a un lleno total”, cerró.