La bomba del torneo generó todo un caos en el aeropuerto de la CDMX. Julián Quiñones apenas llegó y sintió lo que provoca ser un refuerzo de las Águilas del América, sobre todo por las grandes expectativas que tiene la afición en él por su gran paso en los Rojinegros del Atlas.

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Un numeroso tumulto lo esperó en salidas nacionales del recinto aeroportuario por más de hora y media. La Perla Tapatía no lo quería soltar y el vuelo se retrasó más del tiempo establecido. Entre aficionados, medios de comunicación, trabajadores y algunos curiosos provocó una huida rápida, llena de desesperación por la gente de comunicación del club que pedía hacerse a un lado y sobre todo sin ningún tipo de declaraciones como próximo jugador azulcrema.

Quiñones se fue en silencio. El atacante colombiano apenas apareció por la puerta esperada y decenas de personas lo rodearon. El público americanista quería una fotografía de su nuevo referente, pero no pudieron lograrlo. Aunque sí pudieron gritarle. “Venga Julián la vas a romper, venga con todo, eres el nuevo ídolo”. El futbolista apenas sonrió al escucharlo y levantó el pulgar en señal de aprobación. No hizo nada más.

Julián Quiñones será nuevo jugador del América y ha marcado más de 60 goles en el futbol mexicano, se vio asediado, tal vez no esperaba ese recibimiento y por eso su rostro lleno de asombro. Con dificultades y con gente de seguridad a su lado además de su representante, logró llegar hasta una camioneta que lo transportó al hotel de concentración del equipo para pasar un momento más tranquilo. Este lunes hará exámenes médicos y será presentado de forma oficial como refuerzo americanista. Julián Quiñones buscará la estrella número 14 en Coapa, al menos ha llegado con esa intención.

EN LA PERLA TAPATÍA TAMBIÉN HUBO SILENCIO

Pasado el mediodía, el atacante sudamericano apareció en el aeropuerto de Guadalajara, acompañado de su representante e incluso de un realizador de contenido de las Águilas que grabó cada aspecto de su viaje. Algunos medios locales fueron a despedirlo, pero Quiñones no dijo ni una sola palabra.

“¿Cómo te sientes de llegar a un equipo grande como América?“, le cuestionaron, pero el jugador siguió de largo rumbo a sala de abordaje. Varias personas en el recinto lo reconocieron y le pidieron la última foto del recuerdo. El colombiano accedió a cada una de ellas. Incluso con uno que llevaba la camiseta de Atlas. “Gracias por cumplirnos el sueño“, le dijo en referencia al bicampeonato y a romper con más de medio siglo sin título de Liga. Él sólo sonrió.

“No puedo hablar”, fue lo único que pudo decir antes de perderse de vista y tomar su vuelo, con algunos retrasos, rumbo a una nueva aventura en la capital.

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