1.- ¿ SOLO ACTITUD ?
No basta con echarle ganas.
Y aunque evidentemente ayuda la entrega total en un partido no se puede apostar solo por eso como argumento para confiar en una victoria.
Yo puedo tener gran actitud si quiero ganar un maratón, pero si nunca entrené, no tengo disciplina en mi alimentación y no sé cómo diseñar una estrategia de carrera, evidentemente mi actitud vale para dos cosas y me ganarán los más preparados.
Me encantaría tocar el piano, ser piloto o hablar 15 idiomas, pero al igual que un futbolista en una Copa del Mundo, nada puedo lograr solo con la famosa actitud que me ayudará sólo si tengo las bases del entrenamiento y miles de repeticiones en mi especialidad para lograr lo que quiero.

2.- ¿ TENER SUERTE ?
Claro que esa “ayudita” inesperada sirve.
Balones que pegan en el poste y entran o salen, árbitros cuya incapacidad se manifiesta en jugadas divididas para señalarlas a nuestro favor, la salida por lesión o expulsión de un futbolista clave del equipo enemigo y otros imponderables que no están en nuestras manos.
La suerte de las bolitas que en un sorteo nos ubican en tal o cual grupo más o menos difícil, la colocación en un calendario con un orden de rivales que nos conviene y hasta el famoso volado para el saque inicial eligiendo el lado de la cancha en la primera parte. Eso sí es suerte.
Pero tampoco podemos depender de eso.

3.- MÁS CAPACIDAD
Los partidos normalmente los ganan quienes mejor trabajaron previamente para lograrlo.
Así como el actor que más tiempo ensayó se tiene mayor confianza para no equivocarse en sus parlamentos, el delantero que más penales practicó estará más seguro al cobrarlo y el equipo que más repitió en entrenamientos sabrá que hacer con el balón y como moverse en el partido clave.
Por todo lo anterior, la selección mexicana nos genera dudas y yo escucho a los “optimistas” basar sus argumentos solo en la actitud y la suerte.
Hoy abunda el… “ojalá que ante Polonia si juguemos bien” y todos esperanzados en lo que no depende de nosotros.

Conclusión : Que triste ilusión antes de un mundial.