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8, julio 2020 - 14:43

┃ Ivonne Almaraz

Cintia-Monreal

Cientos de historias son las que forman parte de la Liga MX Femenil, donde varias de las jugadoras han demostrado que su preparación va más allá del rectángulo verde. En San Luis, no es la excepción, puesto que la cancerbera del cuadro potosino; Cintia Monreal, es un ejemplo de superación y disciplina luego de mezclar la pasión por el futbol con el amor a la enseñanza: “Sinceramente no lo recomiendo; creo siendo honesta que no es para todos porque el ritmo es demasiado pesado”, dijo a ESTO.

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“Hay días en los que hasta yo me pregunto: quién me tiene haciendo tantas cosas, pero cuando me detengo a pensar, sé que son dos de las cosas que más me gustan y eso hace que todo valga la pena”, añadió alegre.

Con 29 años de edad; Monreal comenzó a impartir clases en la facultad de ingeniería, en el área mecánica eléctrica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, sin pensar que poco después combinaría dicha profesión con un esférico: “Me acuerdo que estaba estudiando el doctorado, así que me ofrecieron dar clases y me animé a meterme con una y como fui la última maestra eran pocos mi alumnos, unos 12 alumnos, entonces dije: está muy bien, es sencillo y justo en diciembre veo al Presidente de la Liga en las noticas diciendo de la creación de la Liga Femenil”, relató. “Estaba en la sala de mi casa viendo ese programa y empiezo a escuchar que iba a ser una categoría Sub-23 de las mayores y me desanimé un poco, pensé que no me tocaba, pero después una amiga me dijo: ya leí todo bien habrá oportunidad de dos mayores así que vete a probar y con el doctorado en curso y las clases lo dude” compartió al Diario de los Deportistas.

La potosina inició su aventura en el máximo circuito con Necaxa, desafortunadamente, el pesado ritmo de vida le cobró factura y tuvo que alejarse de las Centellas sin saber que poco después tendría otra oportunidad de brillar con el equipo de su estado: “De mi casa hasta la puerta del club me hacía dos horas y media; al principio fue fácil entre comillas porque no nos habían dicho como tal de la Liga, sino de la Copa, así que empezamos a entrenar cuatro días a la semana y a mí me dijeron: con que vengas dos ya estamos del otro lado y no nos fue mal, me divertí, vi el nivel que había, me empecé a emocionar, pero cuando ya empezó como tal, eran más días de entrenamiento y por un momento no sabía qué hacer, pero me animé y firmé contrato”, comentó.

“Los primeros seis meses se me pasaron rapidísimo y tenía una clase, así que no batallaba tanto, el problema fue en el segundo semestre porque me dieron dos clases, al terminar ese año de tanto ir y venir, las clases, exámenes y entre que me pidieron cubrir otra clase de 9 a 10 de la noche dije: no, me estoy acabando y no me da tiempo de nada y fue cuando les dije a mis compañeras me voy a retirar y si hay equipo alguna vez en San Luis ahí me verán, pero no pensé que fuera tan rápido”, cerró con nostalgia.

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