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11, abril 2024 - 11:21

┃ José Ángel Rueda

OJ Simpson es considerado uno de los mejores corredores de la historia en la NFL. FOTO: Reuters

En tiempos en los que la NFL se jugaba por tierra, OJ Simpson figuró como esa clase de jugadores capaces de marcar una época. El corredor rompía tackleadas con una facilidad inusitada y la violencia con la que corría pronto se convirtió en uno de sus sellos.

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Con los años, sin embargo en la película de toda una vida, Simpson fue mucho más que eso, un personaje cuyas andanzas en el emparrillado se combinaron con las polémicas fuera de él, con aquel juicio por presunto doble homicidio como punto culminante y que marcó los últimos años de su existencia. El ex jugador falleció este jueves a los 76 años, víctima de un cáncer con el cual peleaba desde hace tiempo

OJ Simpson falleció por cáncer de próstata. FOTO: Reuters

Consolidado como una estrella del futbol americano colegial, Simpson ganó el Trofeo Heisman, esa etiqueta que suele preparar a las futuras estrellas para brillar a nivel profesional, pero también, a veces, suele jugarles en contra. Fiel a su estilo, sin embargo, no había barrera, ni física ni mental que pudiera detenerlo. El jugador cumplió con las expectativas que se posaron sobre él.

Simpson llegó a la NFL como una figura, al ser drafteado por los Buffalo Bills con la primera selección del draft del draft de 1969, esa época en la que la liga recién asentaba las bases del imperio que sería después.

A pesar de que consolidación al más alto nivel no fue inmediata, finalmente estalló para la temporada 1972, cuando fue líder en yardas, con 1251 y protagonizó el acarreo más largo del año, con una escapada de 94 yardas, como alarde de su poder.

Fue, sin embargo, la campaña 1973 la que lo encumbraría para la eternidad. El jugador fue capaz de romper la barrera de las 2000 yardas al registrar un 2003 en un total de 14 partidos con los Bills. El corredor fue líder en acarreos, con 332 y en touchdowns, con 13. Un hito que nunca antes se había conseguido.

El impulso de aquella temporada bestial lo consolidó como una verdadera estrella de los emparrillados, en tiempos en lo que la liga aún extrañaba las glorias del mítico Jim Brown.
Aunque no al nivel de aquel año, Simpson registró 1867 yardas para la temporada 1975 y llegó a la cifra de 16 touchdowns, la marca más elevada de su carrera. El corredor dominó prácticamente todos los registros con un promedio de 5.5 yardas por acarreo.

Un año más tarde, el corredor, oriundo de San Francisco, registró 1503 yardas, en lo que fue su última gran temporada, antes del natural descenso. Tras nueve campañas con los Bills, el corredor firmó con los 49ers, aunque estuvo lejos de replicar los números que registró antes, vestido de azul y rojo.

En 11 temporadas en la NFL, Simpson culminó con 11,236 yardas y 61 touchdowns. Fue convocado al Pro Bowl en seis ocasiones y miembro del equipo All-Pro en cinco campañas, aunque nunca pudo ganar un Super Bowl. En lo deportivo, tuvo su punto culminante en 1985, cuando ingresó al Salón de la Fama, con todos los honores.

EL DÍA QUE 90 MILLONES DE TELEVIDENTES SIGUIERON LA PERSECUCIÓN DE SIMPSON

Cuando OJ Simpson había acostumbrado a los aficionados a verlo romper tacleadas, la perspectiva cambió una vez que se retiró de los emparrillados. El ex jugador dio paso a su polémica personalidad y en más de una ocasión tuvo problemas con la ley. La transmisión en vivo de su persecución policial, en 1994, y que reuniría a 90 millones de televidentes gracias a las imágenes que llegaban desde un helicóptero, cambió la narrativa sobre aquella leyenda que había tocado la gloria como jugador

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Simpson manejaba temerariamente una camioneta Bronco y detrás de él, decenas de patrullas buscaban darle alcance. El ex jugador era el principal sospechoso de la muerte de su ex esposa, Nicole Brown Simpson, y su amigo Ron Goldman. El acontecimiento culminó a las 8 de la noche, cuando Simpson fue detenido en su residencia. Posteriormente fue llevado a juicio en 1995 y después de algunos meses fue declarado “no culpable”, ante la atenta mirada del mundo.

De Simpson abundan las fotografías de él dentro del emparrillado, con su mítico número 32, aunque poco a poco esas imágenes fueron relegadas por las del juicio, vestido con un traje gris oxford, la cara expectante, dos oficiales resguardando su espalda, y el acusado, con dos guantes en la mano, los de la escena del crimen, dos guantes que no correspondían con su tamaño y que a la postre probaron su inocencia, aún cuando todas las pruebas parecían acusarlo.

Años más tarde, ya con el cabello de Simpson cubierto de canas, volvió a aparecer en un juicio, en Nevada, acusado de robo a mano armada. El ex jugador, está vez sí, fue encontrado culpable y condenado a pasar nueve años en prisión.