Guadalajara.- La desilusión que el viernes se llevaron los aficionados del América. Se notó en el recibimiento del equipo tras el reconocimiento de campo del estadio Akron.

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El América arribaron a su hotel de concentración con poco más de 80 personas alentándolas. Todas en búsqueda de una foto o una firma, pero el resultado fue el mismo del fin de la semana laboral.

Los seguidores esperaron desde las siete de la noche. El autobús se comenzó a visualizar 15 minutos después y llegó a la puerta trasera del hotel de concentración para no entrar por la principal, donde había algunos pocos.

La gente cantó el “¡Vaaaaamos, vaaaamos Améééérica!”, mientras los futbolistas descendieron del camión que había arribado desde el redil más grande de México. Escenario donde se desarrollará el juego de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf.

El ruido sacudió la plaza comercial donde se ubican los cremas en la Perla Tapatía. Un pequeño Santa Úrsula se sintió en la zona de Providencia, varios kilómetros lejanos a lo que se vivió con Guadalajara en la calzada Mariano Otero.

Los aficionados dieron la vuelta para completar a poco más de 100 personas que esperaban a que sus ídolos salieran, aunque los jugadores no salieron, decidieron centrarse en el choque ante el Rebaño Sagrado.

La gente no dejó de alentar. La adrenalina entró en sus corazones y comenzaron a apretar en búsqueda de que, al menos, alguien se asomara a verlos. La fortaleza de los cánticos fue mayor, aunque no lograban su cometido.

La virtud del americanismo fue saber esperar hasta el momento en el que ya no iba a suceder nada más. La gente comenzó a irse, nuevamente decepcionada por lo sucedido y comenzaron a tomar sus autos rumbo a la salida.

América prefirió no acercarse a su gente, la formalidad del compromiso lo hizo esperar en el hotel, no arriesgar a cualquier situación que pudiera dejar una mínima confianza de cara a la serie.

AMÉRICA RECIBIÓ EL APOYO DE SUS SEGUIDORES

La serenata azulcrema no generó lo que se esperaba aunque los latidos de su gente están a muerte con los jugadores y el entrenador, pues es el proyecto que les dio la ansiada 14 que llegó hace poco menos de tres meses.