SANTIAGO.- La ciclista Daniela Campuzano lo dio todo hasta el final. Las lágrimas tras no poder terminar la competencia y la consciencia plena de que era su última carrera en el ciclismo de montaña hicieron de Santiago 2023 un momento de emociones encontradas. A sus 37 años, la ilusión marcaba retirarse como campeona panamericana, pero el destino le tenía reservado otro final.

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Un duro golpe en la barbilla representa las huellas de la batalla. La ciclista capitalina sufrió una caída en el reconocimiento de la pista que complicó su participación y la obligó a abandonar la competencia en la tercera vuelta, cuando iba en el quinto puesto. Más allá de la tristeza del momento, Campuzano tenía claro que tras una larga y exitosa trayectoria, Santiago representaba el final del camino. “Por mi parte esta fue la última carrera, estoy contenta y agradecida por todo lo que he vivido”, confesó la ciclista, quien tomó la decisión tan sólo nueve meses de los Juegos Olímpicos de París 2024.

LA CICLISTA NO SE GUARDÓ NADA

A pesar de que no estaba al cien físicamente producto de la caída, Daniela quiso intentarlo en la exigente ruta, en lo alto del próspero barrio de Las Condes. La ciclista no se vio cómoda desde el arranque y pese a todo, el esfuerzo le permitió mantenerse entre las primeras cinco durante tres vueltas, hasta que finalmente se vio obligada a abandonar la carrera.

“Ya arrancar era algo que para mí era duro, tras la semana que tuve, con la caída. Estoy triste, la verdad, porque tenía la ilusión de hacer una buena carrera, pero tranquila porque lo intenté, y así es el deporte”, dijo.

Daniela cierra una espectacular carrera en la que se consagró como triple campeona centroamericana, tras los oros en Veracruz 2014, Barranquilla 2018 y San Salvador 2023. También ganó el oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y fue dos veces olímpica, en Río 2016, donde fue la abanderada de la delegación, y Tokio 2020. En ambas oportunidades finalizó en la decimosexta posición.

DANIELA CAMPUZANO SINTIÓ LA INFLUENCIA CHILENA

La mañana fue emotiva en la montaña. La presencia de la chilena Catalina Vidaurre de alguna forma permitió sentir el ambiente que reinará en los juegos, con el apoyo incondicional de los locales. La Cata, como le dicen de cariño, correspondió al gesto y protagonizó una gran carrera para finalizar en el segundo puesto, por detrás de la canadiense Jennifer Jackson, dominadora de las acciones de principio a fin, con un tiempo de 1:20:35 por los 1:23:20 de la andina. El podio lo completó la brasileña Raiza Goulao, quien registró un tiempo de 1:24:47.

El público chileno explotó con la plata de su compatriota. Alrededor del sendero que subía inclemente por la montaña, la gente se acumulaba con campanas y trompetas para alentar a las suyas, pero también al resto de las participantes. Las palabras de apoyo llegaban como cascada, sobre todo en la subida, en un cuadro que combina el gesto de esfuerzo de las atletas con el asombro de quien observa, un no poder creer que alguien sea capaz de subir una cuesta tan empinada.

Pero pueden, superando los límites de su propio cuerpo, hasta que llegan a la cima y solo queda el vertiginoso descenso, con sus curvas pronunciadas, siempre al borde de la caída, del derrapón inoportuno.

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