En todo México siempre hay un chivahermano. Eso dice el Himno del Rebaño. Es cierto. La visita del cuadro tapatío a la capital rojiblanca provocó lo lógico. Miles de seguidores del chiverío acudieron al estadio Azteca. Las playeras con tonos rojos y blancos se observaron en todos los rincones del lugar.

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Chivas no trae una racha similar a la del América, pero el Rebaño enderezó el rumbo y eso contagio a su multitudinaria afición.

Los chivahermanos no iban a dejar solo a su equipo contra el antagónico de toda la vida. El coloso de Santa Úrsula tuvo más seguidores amarillos, pero los tapatíos dieron pelea en las calles, en la tribuna, en todos lados. Familias enteras, grupos de amigos, hasta una chiva de carne y hueso estuvo en la explanada del estadio.

El autobús de Chivas llegó rodeado de playeras amarillas, sin embargo, también sintieron el arropo de su gente.

En el interior del estadio la porra visitante no tiene un lugar específico, la liga no lo permite, pero un puñado de rojiblancos se colocaron debajo de una de las pantallas gigantes del estadio, desde ese sitio entonaron sus canciones. El resto de rojiblancos se repartió en todo el inmueble.

Chivas estuvo en casa ajena, pero entre tantos silbidos, abucheos y ambiente hostil, también se alcanzaron a escuchar gritos de apoyo para el Club Guadalajara, lamentablemente para ellos Henry Martín los silenció rápido, el tanto azulcrema caló, pero luego volvieron a alentar a su equipo.

El Rebaño tiene miles de seguidores en todo el país, en el estadio Azteca, el hogar de su enemigo deportivo, quedó demostrado.

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