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12, octubre 2018 - 13:52

┃ Héctor Reyes

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Hace 50 años se cristalizó una excepcional aventura bajo el símbolo de la Paz, no obstante los conflictos sociales en el mundo, entre ellos el Movimiento Estudiantil del 2 de octubre, a 10 días de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de México 1968 y ante la reticencia del Comité Olímpico Internacional y de algunos de sus miembros dispuestos a boicotearlos,  la celebración se llevó a cabo y representó una catarsis que nadie imaginó a partir de la fiesta ofrecida por nuestro país a la juventud de los cinco continentes.

700 Millones de personas siguieron la inauguración de los Juegos de la XIX Olimpiada a través de los medios de comunicación conocidos hasta entonces, la transmisión en vivo vía satélite fue una de las aportaciones de la era moderna, en una fecha significativa que databa de hace 476 años: el descubrimiento del Nuevo Mundo. México mostró su mejor fisonomía una vez zanjado todos los problemas que se presentaron en el camino, desde que se otorgó la sede en la Sesión del Comité Olímpico Internacional en Baden – Baden en 1963 hasta el 12 de octubre de 1968, fecha de la ceremonia inaugural.

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El empeño del mandatario Adolfo López Mateos y la continuidad del proyecto de Gustavo Díaz Ordaz permitieron mantener la sede para México. En ese camino se nombró al Comité Organizador y la justa olímpica tomó forma, pero de una manera que ni el equipo encabezado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez se imaginó. Una Olimpiada Cultural y unos Juegos Deportivos convirtieron a México ¡en el centro del mundo!

El público que abarrotó el Estadio de Ciudad Universitaria 60,000 sentados y 19,000 como pudieron acomodarse – es famosa la imagen del público en el letrero de México 68 en lo más alto del estadio -, se entregó a las naciones participantes, a los deportistas, a los jóvenes que un día después comenzaron a demostrar de los que estaban hechos.  El grito de ¡México, México, México! nació para quedarse en el imaginario social.

Comenzó la ceremonia inaugural al escucharse 27 salvas de cañón, en el acto protocolario de bienvenida para el presidente Díaz Ordaz, acompañado del titular del Comité Olímpico Internacional, el estadounidense Avery Brundage, junto a ellos el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, responsable del Comité Organizador de los Juegos y el Regente Alfonso Corona del Rosal.

México, de acuerdo con el protocolo, fue el último contingente en desfilar, mientras se escuchaba la marcha de Zacatecas, entre las 112 delegaciones participantes. El contingente de Checoslovaquia fue una de la más ovacionadas, el público se puso de pie a su paso en el desfile de las naciones – citan las reseñas que el Presidente también aplaudió en el palco de honor -, todas fueron vitoreadas, “ese público bullente, vociferante, que en momentos cala en el delirio”, describió el periodista Carlos Denegri en su crónica de la ceremonia de apertura.

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El accidente de un fotógrafo al tropezarse con una caja que contenía una parvada de palomas hizo que los niños exploradores soltaran antes del tiempo 6,500 aves que simbolizaban el mensaje de Paz de México para el mundo. Y fueron parte de los carteles que vistieron a la capital mexicana en esa celebración que ahora festeja su 50 aniversario; el vuelo en espiral de los pájaros se prodigó, mientras el juez Roberto Lavín y atleta Pablo Garrido rindieron el juramento deportivo.

Los 40,000 globos nublaron el cielo y el vuelo de los aros olímpicos (obra del hijo de padres japonés nacido en San Luis Potosí Carlos Kasuga, quien junto a sus trabajadores soltaron los inmensos aros de cinco metros desde el centro del campo universitario), un acto tan significativo como la fusión de los hijos del Sol Naciente y del Nuevo Sol, durante la entrega de la bandera olímpica al Regente capitalino que permaneció en nuestro país hasta Munich 1972.

La fanfarrea creada por el compositor mexicano Carlos Jiménez Mabarak se escuchó sobre los incansables convidados a la fiesta; así como también los instrumentos prehispánicos que precedieron a la entrada de la antorcha sostenida por la atleta Enriqueta Basilio, la mujer mexicana de “piernas fuertes y talle esbelto” que rodeó la pista de material sintético empleado por primera vez en Juegos Olímpicos y ascendió 90 escalones hasta el pebetero diseñado por el arquitecto Eduardo Terrazas.

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Queta Basilio se dirigió a los cuatro vientos y vestida toda de blanco, con su tradicional diadema que mantuvo despejado el rostro, encendió la flama que nació en Olimpia y siguió el camino de Colón hasta el Puerto de Veracruz, la escala en Teotihuacán coronada con una ceremonia de luz y sonido hasta la cima que se iluminó durante 15 días de la justa deportiva.

Se leyó en el tablero electrónico: “México ofrece y desea la amistad entre todos los pueblos del mundo”.  El arquitecto Ramírez Vázquez, en su mensaje de bienvenida, afirmó conocedor de las raíces de este fenómeno social: “Hoy los Juegos Olímpicos representan la única oportunidad que tiene la juventud del mundo de reunirse para una convivencia pacífica y armoniosa”.

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Entre los testigos de ese mensaje estuvieron presentes el atleta Jesse Owens y el boxeador Max Schmeling, en una celebración que se recuerda como muy mexicana: Hospitalaria, ruidosa, alegre y colorida, tanto que es un referente desde entonces por su calidez humana y diversas innovaciones que han sido modelo, desde entonces.

ESTO DIJO

“El mundo es uno solo y tenemos la convicción de que en él puede reinar la Paz: Este es un día de triunfo para México”, palabras de Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional, durante la ceremonia inaugural.

MENSAJE DESDE EL VATICANO

“Anunciad que la Paz es posible”, mensaje del Papa Paulo VI.

EL DATO

La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de México 1968 tuvo una duración de dos horas y ocho minutos desde el arribo del Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz y su comitiva al Estadio de Ciudad Universitaria.

EL APUNTE

Más de un millón de personas siguieron la antorcha olímpica desde que descendió de la Pirámide de la Luna, donde permaneció la noche anterior  hasta su llegada al Estadio de Ciudad Universitaria.

CRONOLOGÍA CEREMONIA INAUGURAL MÉXICO 68

A las 9:15 horas

Un numeroso grupo de niñas vestidas con los colores olímpicos bailaron  al son de música típica mexicana y formaron los aros olímpicos así como el logotipo de México 1968.

A las 11:00 horas

Llegó al palco de honor, el Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz. Se rindieron los honores y se entonó el himno Nacional. En ese momento, fueron liberados los aros olímpicos formados por gigantescos globos.

A las 11:05 horas

Se inició el desfile de delegaciones que tuvo una duración de una hora con 15 minutos.

A las 12.22 horas.

Discursos de Average Brundage y Pedro Ramírez Vázquez. El presidente Gustavo Díaz Ordaz desde su palco rindió la declaratoria inaugural.

A las 12:51 horas

Enriqueta Basilio Sotelo encendió el pebetero olímpico,  10 mil palomas fueron liberadas y finalmente en el tablero electrónico se leyó “ofrecemos y deseamos la amistad con todos los pueblos de la tierra”.