Era el Campeonato Mundial de Fukuoka y el clavadista mexicano Randal Willars estaba por tirar el clavado de mayor grado de dificultad de toda la competencia. Un cuatro y media vueltas al frente en posición B con valor de 4.1 grados. Ya en la plataforma de 10 metros. A punto de aventarse al vacío, Randal echó un breve vistazo a la tribuna y la imagen que vio lo dejó congelado. Decenas de teléfonos listos para grabar un momento que el público, entre ellos muchos de sus compañeros clavadistas, anticipaba sublime.

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“Toda la gente tenía el celular afuera, las cámaras, todos los clavadistas, y sin duda ya no lo vuelvo a hacer porque sí se siente la expectativa. Todo mundo espera ver el gran clavado y ver que lo hagas bien. Pero yo sí confío en que lo puedo hacer bien y que va a ser el clavado decisivo”, explica el clavadista, en entrevista con ESTO.

Era la primera vez que el mexicano lo presentaba en una competencia. Un as bajo la manga capaz de potenciarlo a los primeros lugares. Pero también un arma de doble filo por el riesgo que representa el fallarlo. A poco más de seis meses de aquella presentación el clavado con el que cierra las rondas continúa siendo su carta de presentación de cara a los Juegos Olímpicos. El ritmo vertiginoso con el que gira antes de buscar la vertical no deja de sorprender. Como un salto único al que Randal se aferra en busca de la medalla.

EL CLAVADO DE RANDAL WILLARS ESTÁ HECHO A SU MEDIDA

“Es un clavado que a mí se me da por mis condiciones físicas. Que se me facilita y que tenía la oportunidad para hacerlo. Tanto mi entrenador como yo consideramos que era necesario aprovechar esas ventajas, esos puntos fuertes, siempre habrá puntos débiles y fuertes. Éste era uno de los míos, entonces lo tenía que aprovechar al máximo. Es un clavado complicado, tiene un riesgo utilizarlo, al final también te la juegas un poco en el último clavado. Pero yo me siento con confianza de que sé que lo puedo hacer bien. Meter un gran clavado que me puede dar el triunfo, muchos puntos a la hora del cierre, y es decisivo”, dice, con seguridad.

SE PREPARA PARA PARÍS 2024 EN LAS COPAS DEL MUNDO

A sus 21 años, Randal Willars encara la fase final de su preparación para lo que serán sus primeros Juegos Olímpicos. El joven clavadista ha protagonizado una brillante carrera en su etapa como juvenil, donde ganó el oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, una hazaña que ahora busca replicar en la máxima instancia.

“Estoy muy contento, París 2024 representa el mayor reto que he tenido en mi carrera deportiva hasta ahora, representa la oportunidad de poder cumplir mi sueño de ir, y no solo eso, de ir y buscar una medalla, así que estoy emocionado y ansioso de que ya llegue la fecha. Buscaré por el momento prepararme lo mejor que pueda para cuando lleguen los Juegos Olímpicos pueda tener una gran actuación y disfrutar de toda la experiencia”.

Y es que a pesar de su juventud, el clavadista se ha consolidado como el mejor plataformista de México y del continente, con el oro en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 como uno de sus mayores logros. Eso le ha permitido revalidar la plaza individual para México en varias ocasiones, además de clasificar junto a Kevin Berlín en la prueba de sincronizados.

“Desde chico siempre tuve la misma meta, que era llegar a unos Juegos Olímpicos, buscar ganar una medalla. He ido esforzándome en cada parte del camino, disfrutándolo, y cumpliendo metas a corto, mediano y ahora a largo plazo, es todo un recorrido. Sé que falta, no acaba aquí en estos Juegos Olímpicos, espero tener muchos Juegos Olímpicos más. Estoy contento con lo que ha sido mi carrera y lo sigo disfrutando como desde niño”.

MÁS ALLÁ DE ESE CLAVADO, RANDAL WILLARS ESTÁ ENFOCADO

A poco menos de seis meses para los Juegos Olímpicos, Randal Willars encara la parte final de su preparación. El clavadista confía en asistir al menos a dos de las tres Copas del Mundo que presenta el calendario, con Canadá y China como los principales objetivos.

“Las competencias de fogueo serían las tres fechas de Copa del Mundo, que serían Canadá, Alemania y China, ya en pocos días viene la primera que es la de Canadá, a esa sí espero poder ir, a Alemania aún lo sigo platicando con mi entrenador, pero es ya más un tema estratégico, y China, que es la última, la más cercana a Juegos Olímpicos, para evaluar realmente el nivel previo a París 2024 y enfrentarte con los mismos competidores, va a ser muy importante”.

LOS CHINOS NO SON INVENCIBLES PARA RANDALL WILLARS

Convencido de poder desafiar el dominio chino en los clavados, Randal Willars apela a los altos grados de dificultad y a la consistencia de sus saltos para pelear por los primeros lugares.

“Los chinos son el rival a vencer en cuanto a los clavados, es el deporte más dominante de todos como país, de todas las medallas posibles hay veces que se llevan todas, pero no son invencibles, se les puede ganar y la fórmula para hacerlo es meterles presión, es pelearles al tú por tú, mostrar clavados que ellos no hacen, tienes que competirles con calidad, pero los chinos también se ponen nerviosos, también se presionan, y cuando se salen un poco de su zona de confort, de sentirse tan seguros de que van a ganar, como cualquiera, pueden fallar y a uno le corresponde hacer sus clavados, estar parejos y al final buscar ganarles”.

A su favor, el clavadista mexicano lleva mucho tiempo bajo el mando del entrenador chino Shi Qing Yang, mejor conocido como Epifanio. El mentor sabe lo que se necesita para vencer a sus compatriotas, y Randal representa parte de esa idea.

“Es un trabajo en equipo, de no ser por él tampoco estaría en el nivel que estoy tirando ahorita. Llevamos muchos años juntos, como entrenador y atleta, nos llevamos muy bien dentro y fuera de la alberca, y creo que también tanto él como yo aprendemos mucho el uno del otro y cada competencia seguimos creciendo, y esa será la clave para que se den los resultados. Me siento muy cómodo entrenando con él, y estamos motivados para lograr los mejores resultados”.

SATISFECHO CON LO HECHO EN EL MUNDIAL DE DOHA 2024

En apenas seis meses, el clavadista Randal Willars pasó de ubicarse en el octavo lugar del Campeonato Mundial de Fukuoka 2023 al cuarto, en Doha 2024. El crecimiento que tuvo lo deja convencido de que va por buen camino en busca de cumplir con el objetivo de subir al podio en París 2024.

“Me siento bastante contento en general con todo lo que fue mi participación en el Mundial, creo que se consiguieron resultados positivos. En la parte individual me sentí mucho mejor, mucho más suelto, tanto en la preliminar, semifinal y final me sentí bastante bien, consistente en todos mis clavados, con el resultado y la manera en la que empezó este año que se vienen Juegos Olímpicos, creo que era la manera de empezar y estoy contento”, dijo el clavadista, en entrevista con ESTO.

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RANDAL WILLARS SABE QUE DEBE MEJORAR DETALLES EN SU CLAVADO

El hecho de acariciar las medallas en el Campeonato Mundial lo dejó conforme, aunque sabe que hay detalles por mejorar. “Hay muchas cosas que se pueden ajustar todavía, en muchos aspectos técnicos, acercarnos cada vez más a la perfección, esos medios puntos más en cada clavado que al final se terminan convirtiendo en un número mayor cuando se suman los seis clavados, en cuestión de la puntuación. Eso y la consistencia, es la clave para obtener los resultados, a ese nivel no se puede fallar ningún clavado, y eso es lo que se tiene que trabajar”.

Aunado al cuarto lugar en la prueba individual, Willars también acarició el podio junto a Kevin Berlín, en la prueba de 10 metros sincronizados. La pareja azteca tuvo varios contratiempos, sin embargo, un buen cierre les permitió acercarse a las medallas. “En la prueba de sincronizados no fue nuestra mejor participación como pareja, pero las cosas las veníamos haciendo bastante bien, a veces así pasa en la competencia, y sin embargo estuvimos cuartos, cerca de las medallas, así que esa oportunidad está muy clara también”.

BUENA RELACIÓN

El clavadista destacó la buena relación que tiene con Kevin Berlín. Su pareja en la plataforma desde el Campeonato Mundial de Fukuoka y con quien consiguió la plaza olímpica, al subir al podio.

“Kevin y yo nos llevamos nada más un año. Toda la vida hemos competido juntos, entrenado muchos años, hemos vivido juntos muchos años, nos llevamos muy bien dentro y fuera de la alberca. Es un gran compañero y un gran amigo. Eso también es muy importante, esa química que se da entre los dos, esa facilidad de podernos comunicar por lo que sea. Todas esas sensaciones, la comunicación a la hora de realizar sincronizados es muy importante. También a la hora de competir, que nos conozcamos, nos motivemos para competir lo mejor posible”.