Semanas atrás, justo previo al comienzo de la Liguilla, alegremente vaticinamos, en este espacio, la obtención del tricampeonato del América. Dijimos que las Águilas despacharían al Toluca en cuartos de final, después al Cruz Azul, en semis (pensábamos, ingenuos, que sin manita arbitral), y finalmente a Tigres, en la final. Curiosamente fallamos con el rival en la serie por el título. Se colaron los Rayados. Sin embargo, nada fuera de lo presupuestado.

Definitivamente no pretendemos jactarnos como pitonisos, campeones pronosticadores ni mucho menos. Cualquiera, en su sano juicio, podía intuir semejante desenlace al estar, a la mano, el primer tricampeón en la historia de los torneos cortos. En automático, la polémica arbitral ha reaparecido en el camino del éxito azulcrema. Sí, también era algo predecible.

Podemos presumir que ha sido una semana de bombazos. Porque previo al último encuentro de la temporada el presidente comisionado de la Federación Mexicana de Futbol optó por renunciar al cargo tras descubrir que predicaba en el desierto y era olímpicamente ignorado al menos por la mitad de los dueños de clubes. El tan anunciado proyecto, con un año de gestación referente al fondo de inversión (cuya inyección de capital exigía transparencia), parecía más bien una utopía en el deporte de las patadas. De ahí que la era de La Bomba Juan Carlos Rodríguez ha pasado de noche a lo largo de año y medio.

Así que mientras el América, el Monterrey y La Bomba se peleaban por el protagonismo del fin de año, un incómodo huésped se ha colado a la fiesta para opacar el lastre del futbolito local. Se trata de los Tuzos del Pachuca, que primero despacharon al Botafogo de Brasil, monarca de la Libertadores, y enseguida hicieron lo propio frente al Al Ahly de Egipto, con tal de enfilarse a la final de la Copa Intercontinental ante el Real Madrid. Calladito, sin tanto ruido, el conjunto hidalguense previamente echó a los amarillos en el proceso rumbo al Mundial de Clubes y ahora les ha amargado el cierre de 2024 con otro éxito internacional.

La mala nota ha corrido de parte de la directiva del Cruz Azul. Iván Alonso y sus secuaces intimidaron al reportero Édgar Malagón, de Mediotiempo, después del partido de vuelta de la semifinal contra América. El problema de las agresiones contra periodistas es que empiezan a ser costumbre. ¿Se acuerdan del cohetón del Piojo Alvarado?