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Hablillas. José Ángel Parra
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José Ángel Parra

16, septiembre 2024 - 6:00

Hablillas

FINAL DEL SIGLO

Dado el músculo mostrado en los dos últimos campeonatos y ante la promesa de convertirse en el primer tricampeón de los torneos cortos, nadie da crédito al pobre nivel exhibido por el América en lo que va del Apertura 2024. Ausente de punch a la ofensiva y frágil en retaguardia, el once milloneta registra cuatro descalabros en siete jornadas. Es por eso que André Jardine, en busca de una cura inmediata, ha recurrido al tradicional librito, el mismo que sugiere recuperar la confianza a partir de ganar como sea, aún a costa del espectáculo que tanto exige el dueño y su numerosa fanaticada.

La medicina adecuada ha llegado justo a la hora que más se necesitaba. Chivas, el incómodo rival del pasado, hoy cubre el secundario rol que no hace mucho cumplía Cruz Azul al pie de la letra, y el triste Rebaño se ha convertido en un flan apto para la cena. Animoso, pero sin mucha intención al frente, ejecuta un dominio estéril, incapaz de complicar al Ame. Por eso, cuando llega el inesperado gol del joven Ramón Juárez, Jardine mete el cerrojo y el ingenuo conjunto tapatío muere de nada, dada su ineptitud para encontrar soluciones.

Así, el Guadalajara no logra someter ni a la peor versión azulcrema de la actualidad. Sus refuerzos de “lujo” (léase Chicharito Hernández y el gringo Cade Cowell) guardan cama mientras el Clásico Nacional se vuelve a inclinar rumbo al patio amarillo. Claro, no les cuento el futuro que le esperaba al brasileño Jardine si después de perder por goliza con La Máquina también hubiera caído frente a las Chivas. Por eso, aunque el Clásico se ha devaluado tanto debido al desplome rojiblanco de los últimos siete años, el alivio adecuado para el América siempre será el Rebaño.

Justo en este año se han cumplido 40 años de la Final del Siglo, misma que los porristas de las Águilas han aprovechado para recordar en las tribunas del estadio de la Ciudad de los Deportes con una gran manta que reproduce la portada del Diario de los Deportistas, que inmortaliza la victoria azulcrema en la única final disputada en la historia por estos dos equipos. Dicha batalla, efectuada en el lejano 1984, y de la que mucho se extraña esa extraviada pasión por el futbol, es añorada por todos. Hoy, ganadores y perderores terminan abrazados, como en las sobreactuadas peleas del Canelo. Para no creer.