¿Tuvieron ocasión de ver la final de la Copa América, disputada el pasado domingo, entre Argentina y Uruguay? En el caso de que no la hayan visto, con gusto el hago un pequeño resumen: “Un lesionado … otro lesionado (ingreso del personal médico para aplicarles “agua bendita”) … otro lesionado … y así.

Un partido muy ríspido, con escazas llegadas claras de gol, trabado, en donde una vez y otra también los reclamos al silbante y las marrullerías fueron los protagonistas por encima del futbol.
¿De la Actuación de Messi? … ¿Jugó Messi? … echando a volar la sinceridad, yo me enteré de que “La Pulga” estaba “alineando” cuando al minuto 66 fue sustituido por Nicolás González con el número 15 en los dorsales.

Resultó conmovedor observar, ya en la banca, al quizá mejor futbolista del mundo llorando su infortunio, con el tobillo inflamado como un melón. Sin faltar aquellos que, buscando “victimizarlo”, afirmaban de manera temeraria que la lesión había sido producto de una patada del defensor cafetalero Santiago Arias, cuando lo cierto fue que accidentalmente se le dobló el tobillo, sin que existiera contacto alguno.

Del trabajo del silbante brasileño (pariente seguramente de ese viajecito tan alegre y tan panzón que visita a los niños cada navidad) Raphael Claus al que muchos le queman incienso afirmando que “hizo un trabajo impecable” podemos hacer algunos comentarios.

En mi opinión le faltó añadir el tiempo que se perdió entre tantos “lesionados”, las divididas se las dio a los “Pibes” y me quedó la impresión de estar cargado un poquito del lado de los ahora campeones.

Hubo dos jugadas polémicas en las que se pedía la pena máxima en favor de los colombianos. La primera al minuto 73, con el marcador todavía empatado a cero goles, en la que Alexis Mac Alister, número 20 de Argentina, alcanza a golpear el pie a Jhon Cordoba, atacante cafetalero, quien cayó al césped luego de pisar el balón. Jugada “gris”, polémica en la que el colegiado amazónico se comió el silbato.

Y la segunda, cuando agonizaba el segundo tiempo extra en donde Davidson Sánchez de Colombia le gana la esférica al argentino Nicolás Tagliafico quien, tratando de jugar la pelota; pero, fallando en el intento, le propina una patada imprudente a su adversario.

Una acción que pudo haber cambiado la historia de esta final en la que sin duda … había elementos para sancionarla.