Eduardo Brizio
15, octubre 2024 - 6:00
En México no hay mesura, ni para la crítica ni para el elogio. Esta situación se agudiza y se presenta de manera exacerbada cuando se toca el tema balompédico, especialmente si se involucra la Selección Nacional.
Cuando ganan, poca falta para que los quieran canonizar, se les llena de elogios, se califica su actuación con superlativos y se les ponen apodos rimbombantes haciendo apología del triunfalismo.
Pero, cuando pierden, todo el mundo “hace leña del árbol caído”, lo expertos en futbol surgen por doquiera y no buscan quién se las hizo; sino, quién se las pague, sin faltar que siempre se encuentra un “chivo expiatorio” que en situaciones normales usualmente resulta ser el director técnico.
Sin embargo, echando a volar la sinceridad, hace muchos ayeres que el equipo de todos ha venido a menos, mostrado una clara decadencia. En mi opinión, las causas son multifactoriales, empezando por el daño que le hizo el Tata Martino a los “otrora roedores” durante su “proceso” el cual hasta el momento ha sido irreparable.
El manejo que le ha dado la gente de pantalón largo al futbol nacional, por supuesto que ha tenido repercusiones. Aunque ya parece una trillada cantaleta tener tantos extranjeros de medio pelo, el sistema de competencia en el que califican a la fase final más del 50% de los equipos y la abolición del descenso, prohíjan la mediocridad.
Las decisiones que se han tomado en el alto mando de la FFM, también han resultado erráticas, tirando al cesto de la basura dos años de “trabajo” sin atinar a quién será el responsable de tomar las riendas del equipo en el largo plazo. Pretextos, mentiras, incongruencias y hasta cinismo han sido el sello de la casa.
Y, por último, están los futbolistas quienes no terminan por convencernos, ni desde el punto de vista técnico y táctico, ni entregándose en cada partido sudando la camiseta.
Se ha recurrido a los naturalizados, sin que, hasta el momento, como ha ocurrido históricamente, sean capaces de marcar diferencia alguna. Ahí tenemos, como muestra, la actuación del argentino Germán Berterame en el partido pasado.
Nos “vendieron” que Javier el “Vasco” Aguirre era “la reencarnación del Dalai Lama balompédico”; pero: el equipo no tiene variantes, ni profundidad, se fabrican pocas de gol y la mayoría se fallan, para acabarla de amolar no se defiende bien. Nadie hace una jugada individual, una pared, escasean los disparos de larga distancia … ¿A qué juega la Selección?
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