Recientemente en redes sociales, concretamente en Twitter, recibí un mensaje enviado por mi gran amigo Raoul el “Pollo” Ortíz: “Lo que en la Liga Mx todos ven como falta, nadie ve como falta en la Premier League ¿Quién está en lo correcto señor @Lalo Brizio?”

Dicho cuestionamiento me movió a la reflexión y pienso que una de las razones de que esto suceda es que en México existe una obsesión colectiva y enfermiza por el tema arbitral.

Digo, si de comparar ambas ligas se trata; pues, lo último que nos debería de preocupar es el tema de las faltas.

Nos debería de preocupar el nivel futbolístico (que dicho sea de paso es paupérrimo en la Liga Mx) más que el “nivel” arbitral.

Los equipos ingleses, en más de una ocasión, han ganado torneos en donde “participan” también clubes mexicanos. Ahí tenemos por ejemplo el Mundial de Clubes, cuando los nuestros ni siquiera han pintado oncenas como: el Manchester United, el Liverpool o el Chelsea han llevado la copa a sus vitrinas.

En el futbol inglés se juega un torneo de liga “largo” y no existe la posibilidad de que un equipo que quedó en décimo lugar de la tabla tenga oportunidad de aspirar (mediante una pachotada bautizada con el ridículo nombre de “Play in”) a coronarse campeón en un mini torneo de tres semanas.

En la Liga Premier está prohibida la multipropiedad y las empresas televisoras no pueden poseer más del 9% de las acciones de un club.

Por aquellos lares no está abolido el descenso; es más, cada año bajan los tres últimos lugares y suben los tres primeros de cada una de las (más de 5) divisiones profesionales.

No cualquier futbolista extranjero puede ser contratado por algún equipo de la Premier. Tiene que ser un jugador de calidad probada, con un palmarés importante, material de selección nacional en su país de origen para poder ser registrado ¡Igualito que aquí!

Las “mudanzas” de equipos son muy mal vistas. Resulta casi imposible que un club se cambie de sede, emigrando a otra ciudad, como si se cambiara de calzones.

El público, conocedor, suele abuchear a todo aquel que pretende engañar al silbante, obteniendo baratas prebendas al fingir una falta o ser agredido. Nadie lo pondera como “una habilidad” o “una proeza”.

Todo esto sin mencionar que ya en una ocasión los ingleses … ganaron la copa del mundo.