Con la tecnología de Google Traductor

PARÍS 2024

Desde tierras mundialistas. Alberto Lati

María Vega

31, enero 2015 - 11:07

31 enero 2015. Alberto Lati

AQUELLA idea de Atenas 2004 de efectuar un recorrido mundial para compartir su flama olímpica ha terminado por perderse rumbo a Río de Janeiro 2016.
Beijing 2008 fue el clímax, superando con sus 137 mil kilómetros a los 85 mil transitados para el regreso del olimpismo a la capital griega. La antorcha china estuvo en países tan distantes como Estados Unidos, Argentina, Oman, Tanzania, Turquía, Francia, Australia. Con dos detalles: el primero, que a unas semanas de la clausura en el estadio Nido del Ave, vino una tremenda crisis económica que modificó demasiadas cosas (incluidos los presupuestos para este tipo de proyectos); y, mucho más importante, el segundo: que la antorcha de Beijing 2008 fue un magneto para protestas por los derechos humanos, por la situación en el Tíbet, por las posturas chinas, por los intereses detrás de los Olímpicos, haciendo que se replanteara esta idea.
Eso propició que ya para Londres 2012 el recorrido fuera únicamente griego y británico, con la excepción del simbólico cruce a la República de Irlanda. Ahora con Río de Janeiro 2016, será similar: 250 ciudades brasileñas atestiguarán el paso del fuego de Olimpia, permitiendo que hasta el noventa por ciento de la población llegue a estar relativamente cerca de su paso.
Una antorcha local, como la de Londres, y como habían sido todas antes de Atenas 2004. La gran idea que marcó al regreso de los Olímpicos modernos a su cuna, duró poco y hoy parece completamente inviable.
Río efectuará, como en su momento Londres, un interesante programa para asignar a las 10 mil personas que terminen teniendo el honor de portarla.
Desde ya, crece la especulación en relación a lo que sucederá el 5 de agosto en Maracaná: ¿encenderá el pebetero y cómo? Londres 2012 innovó en los dos sentidos. Río 2016 parece destinado a conceder a Pelé un papel determinante en tan emotivo momento.
Twitter/albertolati